Esta vez, la forma de narrar la historia será epistolar, a través de unos correos electrónicos, primero escritos por error y luego producto de una peculiar amistad, entre Emmi y Leo, dos desconocidos que se descubren en la red, que se van desnudando en cada e-mail, descubriendo cada vez más intimidad.
No quiero hablar mucho del argumento de forma deliverada, porque yo lo leí sin saber nada y creo que hay cosas que tienen que llegar de sorpresa.
El intercambio de e-mails, primero por una confusión (por parte de Emmi) y luego deliberado es tremendamente intenso. Saltan chispas con cada frase, hay celos, muchísima química y mucha complicidad. Cada uno tiene un tono único que le diferencia, su propia voz.
Esa intensidad en los correos va in crescendo, para terminar explotando en el abrupto final. Un final que llega de repente, sin más, pero creo que es el que debería tener este libro. Por esta razón, no sé si quiero leer su continuación, Cada siete olas. Creo que quiero quedarme con los Leo y Emmi que conozco de este libro, con su relación, sus cosas buenas y las malas... y no arriesgarme a que la segunda parte lo estropee todo. ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!