Contra la genética

Por Javier Ribas
En alguna otra ocasión ya he comentado que me gustan las series de televisión. Incluso alguna vez les saco partido. Esta vez me sirve para hacer la entrada de hoy.


Estoy ahora con “Boston Legal”. En esta serie los protagonistas principales son dos abogados narcisistas, egoístas, cínicos y machistas. Con estos mimbres parecería difícil sacar algo de provecho pero reconozco que me tiene enganchado y que por contraposición me hacen pensar más de una vez (por capítulo).  

En el último que he visto, uno de ellos (Allan) le comenta al otro (Dani) que no le gustaría morirse pensando que nadie ha llegado a conocerle. Y Dani, el más mayor, le espeta: 
"Cuando muera no quiero que me recuerden, basta con que se crean mi version".
Reconozco que esta frase me dejó impactado.  Es una bomba. Otra vez más, una excusa para darle a la cabeza. Porque si nuestro carácter es genética en una parte bastante importante, entonces los cambios son difíciles. Esto supone que tenemos que hacer grandes esfuerzos, a veces titánicos, para ser como queremos ser e imponernos a la fuerza de la biología. Por poner un ejemplo, si yo tiendo a ser iracundo y no me gusta eso en mí, tengo que trabajar mucho para que me reconozcan como persona tranquila. ¿Quiere decir eso que dependo de lo que opinen los demás? Pues no, elijo ser tranquilo aunque eso suponga verdaderos conflictos internos. Eso sí, si alguien se percata de mi sosiego entonces quiere decir que he voy consiguiendo lo que me propongo. Quiere decir que supero a mi genética y que tengo dominio sobre mí. Eso me gusta. Así que con esos cambios consigo, en cierta manera, vender mi versión, mostrar la imagen que quiero. ¿Es falsear la realidad?  ¿Es sentirse reconocido en un esfuerzo? ¿Me dañará provocar ese cambio?  Aunque tal vez la más importante sea ¿Cómo puedo cambiar para que la imagen que quiero dar sea la misma que la que reciban y además esto no me vuelva loco o enfermo?