Contra la guerra económica: “yo si puedo”

Publicado el 27 agosto 2016 por Jmartoranoster
Estas líneas surgen a raíz de una conversación entre varias personas que tuve la oportunidad de escuchar a la distancia y que realmente me dejó perplejo, ese diálogo a la vez me retó por el cúmulo de interrogantes que necesariamente deben ser respondidas; digo que esas respuestas deben ser colectivas, más allá de lo que yo piense.
La tertulia aludida giraba en torno a las peripecias que hay que hacer para poder comprar productos alimenticios de la cesta diaria de las y los venezolanos; cada vez alguno de los presente cuando intervenía, le agregaba mayor dosis dramatismo a una situación real e inocultable, no se consiguen o cuando se consiguen los productos es con mucho esfuerzo, esas intervenciones de los aludidos denotaba la derrota psicológica propia sin mostrar ningún ápice de conocimiento de resistencia, del preguntarse, por qué la Guerra Económica, cuál es el interés de Estados Unidos por derrocar el gobierno revolucionario, que concertados con empresarios inescrupulosos y conjuntados a la vez con la élite política oposicionista del país quienes juegan la misma carta de naipe imperial.
Las diversas campañas psicológicas del Imperio y de las agencias nacionales y transnacionales de guerra sucia, han puesto sobre las y los 30 millones de venezolanas y venezolanos, pesadas capas de manipulación de la opinión pública, falseamiento de la verdad, inocular en la población de la desesperanza, la frustración y de propiciar el desencanto contra la Revolución Bolivariana.
Desde luego el Imperio y todas las fuerzas del mal que les acompañan se han anotado puntos a favor pero el grueso de las y los venezolanos como genuinos patriotas han antepuesto su concepción de nación, de país, de estar dispuestos a acompañar y cristalizar la Democracia Socialista Bolivariana, porque hay que resaltar, que en estos diecisiete años lo que se ha construido para el beneficio del pueblo no tienen parangón en ningún lugar del mundo, así lo han reconocido personalidades e instituciones de carácter mundial.
Esa autodestrucción y esa concepción derrotista y desesperanzada que emanaba de la conversación aludida, da cuenta de los vacíos y los desiguales niveles de consciencia en esta sociedad venezolana donde quienes no están sólidamente consistente en sus convicciones y en los ideales de construcción de una República que en esta hora histórica está en pleno proceso de construcción de la Democracia Socialista Bolivariana y los adversarios su papel estriba es en sabotear y sabotear, dando la medida de con quien están comprometidos.
Si hacemos de una mirada retrospectiva, y nos interrogamos, e imaginamos que los pueblos originarios no hubieran resistido a la invasión europea y nuestros aborígenes se hubieran marchado a distantes y lejanos territorios, otra fuera la historia; en este actual periodo histórico, los medios y personas imbuidas de confusión, dóciles víctimas de las perversas campañas propagandísticas dieron por cierto que salir de Venezuela, abandonar el lugar donde nació era una decisión correcta porque acá con la llegada de la Revolución Bolivariana no tenía sentido permanecer en el territorio nacional porque venía la destrucción total.
Comenzó la motivación abierta y velada del éxodo con profusas campañas publicitarias para desmoralizar la mística del resto del pueblo, arrugar como una servilleta la mística que despierta el gentilicio de la venezolanía que despierta amar y querer donde se nació y donde se vivía y donde están hincadas sus raíces familiares y sentimentales.
Ahora bien, si las distintas generaciones que se han sucedido en los últimos quinientos años –esto por colocar una referencia epocal – que asumieron, según sus convicciones, visiones y la concepción de lo que significa o debe significar la vida en el territorio nacional, se hubiera marchado hacia otras latitudes desinteresadas e indiferentes por lo que sucede en su país, en la tierra que les vio nacer, entonces, nunca hubo una raigambre hacia su terruño, a la patria grande y un desconocimiento descomunal de lo que significa la venezolanía y por supuesto, apatía a saber qué es lo que está debajo y sobre la superficie, además de la riqueza inmaterial que nos une como pueblo, por lo tanto, se impondría otra cultura foránea sobre la nuestra y las bondades de la naturaleza serían aprovechadas por países poderosamente superior en lo numérico, en su poderío militar, en su expansión territorial y en la imposición de gobiernos y designios extraños y ajenos a los propios, ya es el destierro y el distanciamiento espiritual, es ser un extranjero en su propio país que la y que lo vio nacer.
Hay quienes con hidalguía, con vigor y valor, sostienen: no hay fuerza en la naturaleza que me obligue o que me imponga a vivir como esclavo en mi propio territorio; hay quienes arraigado a su hilo histórico son capaces de doblegar obstáculos y más los creados por potencias que deliberadamente y sin ningún disimulo explican y lo han hecho históricamente, poner sus garras sobre las riquezas materiales con las que la naturaleza nos ha bendecido. Esa fibra, esa estirpe, esa raigambre, es espontanea, es consciente, es una mezcla que interroga del por qué tiene que ser así, nuevas preguntas surgen y nos preguntamos, quién decide cuál es nuestro futuro, por qué tenemos que ser sumisas y sumisos a los designios imperiales, pues…! Dígase o entiéndase que significativas y significativos hombres se resisten y dicen: No…! La historia la hacemos nosotros mismos desde lo pequeño, desde la cotidianidad y daremos al traste a quienes con planes perversos nos quieren convertir en unos parias, en guiñapos y derrotarnos antes de pelear, repetimos, no, no lo vamos aceptar y por más guerra económica, por más campañas de guerra psicológica, decimos: No…!
Debemos definir nuestro propio rumbo histórico y ese destino no lo deciden personas con mentes y personalidades débiles, dóciles, vacíos de las huellas históricas de quienes nos antecedieron, tanto en Venezuela, como huérfanos de las lecciones que donde mujeres y hombres con el sacrificio y el heroísmo que nacía de sus entrañas decidieron ser libres y echaron a andar y cambiaron la partitura de la historia, ya no sólo en su país, sino hasta impactaron y estimularon a otras naciones y sublevaron continentes y sus ideas se mantienen erguidas a pesar del correr de los años, centurias y siglos…!
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Autor:

Gaspar Velásquez Morillo