La fascinación que siente el llamado progresismo por el islamismo le lleva a detestar los hechos y mitos de la historia de España, y a negar la trascendencia simbólica de la batalla de Covadonga, inicio de ocho siglos de guerras cristianas contra la invasión musulmana.
Lamentan la Reconquista, emprendida por restos de la antigua Hispania celtíbera y romana, y del reino visigodo cristianizado de Toledo porque añoran un mundo islámico de orientalismo romántico pero de machismo oculto.
Rechazan el término Reconquista. Alegan que nació en el siglo XIX, olvidando que fue como ocurre siempre: también surgieron mucho después de que ocurrieran las definiciones de Edad Media, Renacimiento, Siglo de Oro o la Era Moderna, que se ha quedado antigua.
Se enternecen imaginando España bajo el islam, restándole valor al triunfo real de pueblos con una religión y con mitos creadores más o menos reales de una nueva realidad histórica: Covadonga y Santiago fueron sus impulsores.
Por el contrario, la España islámica habría sido como la otomana, como mucho, o como Marruecos y los demás países musulmanes.
El último ataque ha sido esta semana en la primera de El País, con un gran titular: “La idea de la Reconquista es “falsa” y “manipulada”, según los expertos”.
“Los expertos”, se suponía que serían muchos –las universidades españolas tienen siempre unos 6.000 estudiantes de Historia--, resultaron ser tres historiadores, tres, que decían lo que quería el periódico que dijeran.
Esta visión autodestructiva, de relativismo multiculturalista, se usa para atacar a Vox, que hábilmente ha tomado la bandera de la Reconquista como uno de sus motivos políticos. Pero ataca a lo que ha resultado ser España y al orgullo de un pasado que se construye con hechos y también con ensoñaciones.
La Reconquista debería ser la enseña de todos los partidos españoles, de derecha y también de izquierda, aunque solo fuera por el papel de la mujer, como el de la reina Isabel I, que valía tanto como el hombre, y no como la islámica.
Claro que aquí, aparte de los islamizantes, están los separatistas inventándose ahora falsos pasados propios y los oportunistas, como Podemos, que agita banderas independentistas, como la izada por Pablo Manuel Iglesias la semana pasada: la bandera proislamista e independentista del MPAIAC canario.
--------
SALAS