Las contracciones Braxton Hicks son contracciones uterinas esporádicas que comienzan alrededor de la sexta semana del embarazo, aunque tú no podrás sentirlas tan pronto. Probablemente no las notarás hasta después de la mitad del embarazo, si es que de hecho te das cuenta de que las tienes (algunas mujeres no se dan cuenta). Reciben su nombre de un médico inglés, John Braxton Hicks, quien las describió por primera vez en 1872.
A medida que avanza el embarazo, las contracciones de Braxton Hicks tienden a aparecer más seguidas, pero hasta que no estás en las últimas semanas, suelen ser poco frecuentes, irregulares y generalmente sin dolor. Sin embargo, a veces es difícil distinguir las contracciones Braxton Hicks de las primeras señales que indican un parto prematuro.
Para mayor seguridad no te diagnostiques tú misma. Si todavía no estás en la semana 37 y tienes cuatro o más contracciones en una hora, o cualquier otro signo de parto prematuro, llama a tu médico o comadrona inmediatamente.
Cuando falten un par de semanas para la fecha de parto, estas contracciones pueden volverse más intensas y frecuentes y causarte algunas molestias. A diferencia de las primeras contracciones Braxton Hicks indoloras y esporádicas, que no producen ningún cambio notorio en el cuello del útero, estas contracciones pueden hacerlo “madurar”: ablandarlo y afinarlo gradualmente y hasta quizás comenzar a provocar algo de dilatación. Este periodo se denomina “preparto”.
Hacia el final del embarazo, una o dos semanas antes de dar a luz, las contracciones de Braxton Hicks se vuelven más intensas, y pueden producirse de forma rítmica aunque no regular. Es decir, puede haber tres o cuatro contracciones con molestia e incluso a veces dolor a intervalos similares, pero intermitentes.
No va aumentando su intensidad, ni su duración, ni su frecuencia.
Estas contracciones son las conocidas como contracciones preparto (o de los pródromos de parto). Son molestas, pero no son rítmicas ni regulares y su función es la de borrar y ablandar el cuello del útero previo a la dilatación. Si cambias de posición, descansas, andas o te das un baño relajante, las contracciones desaparecen o se alivian.
En cambio, las verdaderas contracciones de parto van aumentando en intensidad (entre 30 mmHg y 50 mmHg), se producen cada períodos regulares con una frecuencia de 3 a 5 contracciones cada 10 minutos. También va aumentando su duración. Cuando estás de parto, se dan al menos 2 ó 3 contracciones intensas de una duración aproximada de entre 40 y 60 segundos cada 10 minutos.
Otra señal que puede ayudar a identificar unas de otras es el lugar en el que se sienten las contracciones. Las falsas suelen sentirse en el bajo abdomen y en las ingles, mientras que las verdaderas comienzan en la espalda y se irradian hacia delante extendiéndose hacia la parte baja del abdomen.
Cómo diferenciar las contracciones falsas de las contracciones de parto
En ocasiones es difícil determinar cuándo las contracciones falsas que has tenido a lo largo del embarazo, especialmente las que se producen hacia el final del embarazo, pasan a ser verdaderas contracciones de parto. Lo importante es prestarles atención para aprender a identificar su duración, su intensidad y su frecuencia.
Es recomendable que a estas alturas vayas apuntando cómo son tus contracciones con la ayuda de un reloj y una libreta o de un contador de contracciones. Así te será más fácil a ti controlarlas y podrás informar mejor a tu médico.
Si detectas que estás teniendo contracciones de parto, o en caso de que sientas cólicos abdominales, aumento de presión en la pelvis, tengas pérdidas de sangre o líquido amniótico debes acudir al hospital.
Fuentes consultadas: