contrastes

Por Aceituno

Me gustan los contrastes. Me hacen pensar y me trasmiten cierta dosis de paz intelectual, como si pensara que gracias a que existen los contrastes, el universo está más equilibrado. Sin contrastes todo sería mucho más aburrido. En este caso he subido imágenes que simplemente contrastan entre sí porque unas son en blanco y negro y otras en color. Es un contraste bastante suave, la verdad, pero suficiente para dejarse llevar.

Si nos fijamos bien, las fotografías en blanco y negro nos transportan al pasado, a una época en la que no habíamos nacido, la época que nos cuentan nuestros padres, la que vemos en sus fotos de infancia y que para nosotros resulta un tanto irreal y muy lejana. Tan lejana que a veces no estamos seguros de que hubiese color en el mundo. Aunque se trate de fotos de paisajes y sepamos que los árboles son verdes y crecen flores en los arbustos, al verlos en blanco y negro nos baja la energía, como si nos pusiéramos un poco tristes de repente. En cambio con las fotografías en color nos sucede exactamente lo contrario. Inmediatamente sabemos que estamos en el presente, que ese universo es el nuestro y esos colores pertenecen al mundo digital que nos rodea porque no son sepia, ni pastel, ni están muy saturados ni nada raro. Son colores normales, colores vivos, de amplia gama tonal, colores que nos suben la energía y nos dejan más activos que antes.

En este caso sólo es la forma lo que nos aporta contraste, porque el contenido es el mismo: paisaje. Pero todo esto queda mucho más en evidencia cuando el fondo de la imagen también cambia de una foto a otra, por ejemplo si elegimos la foto de un anciano en blanco y negro junto a la de un bebé en color. De eso se trata, de producir contrastes que despierten el interés y nos hagan pensar aunque sea un poquito.

Aunque la verdad es que en los tiempos que corren no sé yo… me parece un propósito un tanto descabellado pretender hacer pensar a la gente. Me imagino que casi nadie pasa el tiempo suficiente frente a este blog. Yo mismo, cuando navego, voy de un lado a otro muy rápidamente, sin dejar tiempo a mi mente de procesar correctamente toda la información que recibe. Esto produce un contraste enorme y que define perfectamente momento que nos ha tocado vivir: en la era de la información y el acceso fácil y barato a la cultura gracias a internet, resulta que estamos más desinformados y somos más incultos que nunca. “O tempora, o mores”.