Ya he contado alguna vez que los thrillers españoles son un género muy denostado en nuestro país, a pesar de ser de lo que mejor se nos suele dar. Tenemos grandes directores de suspense como Alejandro Amenábar (Regresión), Juan Antonio Bayona (Un monstruo viene a verme), Alberto Rodríguez (La isla mínima, El hombre de las mil caras) o Rodrigo Cortés (Enterrado), y aun así no valoramos sus películas, por lo general, con la misma efusividad que valoramos los suspenses americanos, por ejemplo. Nunca llueve a gusto de todos y no se puede pedir que algo guste a todo el mundo por igual, y precisamente eso es lo que pasa cuando salen películas como la que venimos a tratar hoy.
Contratiempo nos cuenta la historia de Adrian Doria, un joven empresario de éxito acusado del asesinato de su amante en un hotel de las montañas. Para intentar limpiar su nombre, contrata a Virginia Goodman, la mejor preparadora de testigos del país y la única persona que puede conseguir que Adrian no salga culpable del juicio.
Mentiría si dijera que la película, de inicio, no me generaba sentimientos encontrados. Por un lado me encantan los thrillers y ese juego que se crea con el espectador de ver si es capaz de descubrir la resolución de la historia antes de que la cinta la muestre; y por el otro está Mario Casas. Sé que no es justo con el actor seguir amparándose tras su carrera y el tipo de actor que ha sido desde sus comienzos; pero inconscientemente lo hacemos. No nos mintamos, Mario Casas es un reclamo publicitario para que más gente joven, sobre todo chicas, se acerque a ver esta cinta, y me parece justo siempre que el actor sea capaz de demostrar que puede estar ahí. Por suerte para él y su carrera, sale bien parado.
Dirigida por Oriol Paulo, director de El Cuerpo, Contratiempo es un thriller más que decente y bien rodado que muere un poco por culpa del exceso de soberbia del director y guionista. Como dice Luis Martínez en su crítica para El Mundo: "Por supuesto, nada es lo que parece en un delirante juego a lo 'Brian de Palma' de noches y espejos. El problema, que lo hay, reside en el exceso. Tantos son los riesgos, tantos los desvaríos, que el triple salto mortal con el que se quiere concluir el gran número final se antoja literalmente mortal." Los excesos y desvaríos a los que se refiere no los desvelaré yo aquí, Dios me libre. Aunque he dicho que muere un poco por su culpa, en mi caso el cadáver llega caliente al apoteósico final y el regusto que deja la cinta es muy placentero. No está cerrada de forma magistral, pero sí de forma más correcta que la anterior película del director, cosa que se agradece.
Como la parte del guion es primordial en este tipo de película, y en esta aún más, no ahondaré mucho en él. En mi opinión, Contratiempo está bastante bien escrita, creando unos hilos narrativos y unas escenas que se sostienen en su mayoría, y aportando giros de guion al espectador para que no tenga la intención de levantarse de la butaca en ningún momento. Quizá aquí es donde más arriesga el guionista y donde puede salir peor parado, pues aunque a todos nos gustan los giros de guion, en especial cuando están bien escritos, en este caso peca de querer cambiar todo cada 10 minutos, pudiendo llegar a confundir al espectador y perdiendo fuerza en los giros por simple cansancio.
Como ya dije al inicio de esta crítica, Mario Casas protagoniza la cinta y sale bastante bien parado de ella. Su personaje, un joven empresario con éxito acusado del asesinato de su amante, no es algo fácil de encarar. La evolución que presenta el personaje, y por ende que muestra el actor, es complicada, teniendo que contar más con su mirada que con sus palabras y cambiando detalles de su actuación respecto pasan los recuerdos. Además de Mario Casas, la película está protagonizada por Ana Wagener en el papel de la preparadora de testigos y por Bárbara Lennie en el papel de la amante muerta. Aquí es donde de verdad se valora el trabajo de Mario Casas. Los duelos interpretativos que mantiene con ambas actrices son excepcionales, consiguiendo mantener la replica en casi todas las escenas a pesar del gran nivel que ellas muestran. A destacar el papel de Bárbara Lennie por las mismas razones antes expuesta para Mario, ella también tiene que modificar su actuación en función de la historia que se va contando, creando diversos papeles en un mismo personaje.
En la película destaca primordialmente una fotografía cuidada y que diferencia bien los momentos del pasado y los del presente gracias a un uso del color muy interesante. Además, el trabajo de producción y búsqueda de localizaciones ayuda a la historia, desde la carretera boscosa donde se desarrolla gran parte del metraje hasta el hotel donde ocurre el asesinato de la chica todo está lleno, todo está perfectamente ambientado y cuenta su propia historia.
En resumen, Contratiempo constituye un gran entretenimiento y un muy buen thriller para el cine español. Si eres amante del género o quieres ver una película que te mantenga intrigado y no te dé respiro, no dudes en ir a verla al cine. Pero tened cuidado al tragar las palomitas, no vayáis a hacerlo cuando se descubra la verdad de todo.