Está demostrado que comemos más cuanto mayores son nuestras porciones de comida. Nuestro juicio sobre el tamaño de las porciones ha sido completamente distorsionado por las raciones que nos sirven en los restaurantes, los envases de alimentos y nuestros propios ojos.
Entonces, ¿cómo podríamos reajustar el tamaño a raciones más apropiadas?
Se pueden usar la mano para juzgar el tamaño recomendado* de las porciones:
Una porción de pan equivale a la palma de la mano.
Una porción de pescado o de carne equivale a la palma de la mano, sin incluir los dedos.
Una porción de vegetales, arroz, pasta o fruta equivale al tamaño del puño cerrado.
Una porción de grasas, como la mantequilla por ejemplo, equivaldría a la yema de un dedo.
*El tamaño recomendado variará según nuestra edad, sexo y modo de vida.
Otros consejos para poner en práctica a la hora de comer:
No pongas comida en la mesa. Es decir, ni fuentes, ni soperas, sírvete directamente de la sartén u olla donde cocinaste los alimentos y lleva el plato a la mesa. Así nos lo pensaremos dos veces antes de levantarnos a por un segundo plato.
No comer directamente del envase. ¿Quién no se ha llevado el paquete de patatas o el kilo de helado al sofá?. Es mejor servirse en un plato o tazón y volver a guardar el envase original en su armario, es la única forma de controlar y darte cuenta de lo que comes, sobre todo si lo haces mientras te distraes con la televisión.
Cambia de plato. Usa el plato de postre como plato habitual en lugar del tradicional de mayor diámetro. A menos espacio que rellenar menores raciones.
Reduce la cantidad que comes. A veces las porciones de los restaurantes son muy grandes, sino piensa en las pizzas por ejemplo. Si reduces el tamaño de tu comida cuando salgas a comer, comerás sólo la mitad de tu plato pudiendo compartir el resto con tu pareja, con un amigo o pedir una bolsa para llevar.
Prueba el menú degustación. Además de incluir raciones pequeñas, los menús degustación te dan la oportunidad de probar una gran variedad de especialidades del restaurante.
Tómate tu tiempo para disfrutar y aprecia los colores, olores y texturas de los alimentos, coméntalo con el resto de los comensales entre bocado y bocado. Al reducir la cantidad de comida estarás en mejores condiciones para apreciarla y para darte cuenta de cuando estás saciado.
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