Controlar el dolor

Por Sandra @sandraferrerv
Durante mucho tiempo pensé que todas esas teorías sobre el control del cuerpo mediante la respiración eran una falacia. Cuando asistí a los cursos de pre-parto (madre mía, ya han pasado más de cuatro años) un día la comadrona nos habló de la respiración para controlar el dolor de las contracciones. Mi reacción fue reirme por lo bajines y recordar alguna de esas películas cómicas en las que la pobre parturienta respiraba como una loca y el marido la imitaba intentando crear una escena “graciosa”. En la sala de partos me acordé de aquella sabia matrona. Y no me reí. Suerte que, a pesar de mi suficiencia, le hice caso y practiqué los ejercicios y la respiración.
Coordinación del cuerpoLos ejercicios de pre-parto me sirvieron para dos cosas:
  1. Fortalecer los músculos de brazos y piernas para que después del esfuerzo del parto no me salieran agujetas. Y funcionó.
  2. Aprender a coordinar los movimientos del cuerpo con la respiración.

Ejercicios pre-partoEstos fueron los ejercicios que hacía cada día:
  1. Mover los pies en círculos
  2. Mover las muñecas en círculos
  3. Girar el cuello lentamente
  4. Girar los hombros
  5. Levantar los hombros y los brazos
  6. Apretar el pecho
  7. Sentada como los indios:
  • estirar las piernas hasta que una rodilla toque al suelo. Luego hacerlo con la otra rodilla
  • balancearse sobre ambas nalgas
  1. Sentada con las piernas y los brazos estirados
  • Avanzar y retroceder
  • Flexionar una pierna, girar la rodilla hasta tocar el suelo y volver a la posición inicial
  1. De pie
  • Hacer círculos con la cintura marcando los cuatro puntos cardinales
  • Movimiento de pelvis hacia delante y hacia atrás
  • Bajar las piernas flexionando las rodillas con la espalda recta y levantarse
  • Apoyada a la pared, poner las manos en los riñones e intentar que estos toquen la pared
Todos los ejercicios iban acompañados de una respiración rítmica. A cada movimiento espiración-inspiración.
Dominar la situaciónCon todo esto, ejercicios, respiración, concentración, llegados al momento crítico, funcionó. Y vaya si funcionó.Cuando tenía una contracción cerraba los ojos, respiraba hondo y dejaba salir el aire muy lentamente. Junto con la respiración, focalizaba mi mente en algo totalmente distinto en lo que allí estaba viviendo: recordaba de principio a fin una escena de mi película preferida o rememoraba todos las etapas de algún bonito viaje que había hecho en el pasado. En serio, el dolor se convertía en algo lejano. No desaparecía, pero de un modo extraño, lo controlaba.Es increible como con la respiración se controla realmente el cuerpo, no sólo el dolor, también los nervios y la ansiedad del momento. Sino hubiera hecho caso a la comadrona, seguro que lo hubiera pasado muy mal.