Hace tiempo recomendaba este libro (en una edición española, antiquísima y conjunta con Casse-Pipe) que encontré por ahí, en alguna librería de viejo. La edición databa del 76 y se había quedado obsoleta. Por eso he vuelto a comprar la nueva edición de la editorial argentina Caja Negra, con traducción y prólogo de Mariano Dupont, y he vuelto a releerla. Y creo que ha ganado en frescura, al adaptar la traducción a estos tiempos. Es un libro que Philip Sollers consideraba uno de los más divertidos de su autor, el genial y polémico Céline. Bajo la forma de una conversación con un personaje inventado, el narrador despliega largas y furiosas respuestas e incluye acotaciones y observaciones de su interlocutor, al que a menudo pone a parir. El libro, en realidad, era una excusa para hablar de su propia obra, de su método (los puntos suspensivos, la captura del lenguaje hablado, la furia de cada párrafo…), y aderezarlo todo con esa rabia que sólo unos pocos han sabido contagiarnos, como el propio Céline, Thomas Bernhard o Samuel Beckett. Siempre es un placer asistir a las invectivas de Céline, que todo lo ataca, todo lo desmonta, todo lo critica, dando palos a diestro y siniestro. Grande Céline, muy grande.
[Caja Negra Editora. Traducción de Mariano Dupont]