El caso es que hace no mucho estábamos mi bruja y yo esperando a que Papá 2.0 saliera del trabajo tomando unas patatas en la terracita del barrio y me dí cuenta de que Alejandra ya no era un bebé, ahora es una peque parlanchina que llena mis días de grandes conversaciones y con la que es imposible aburrirse. No sé bien cuándo ha pasado todo esto. Al principio controlábamos bastante bien como iba aprendiendo palabras nuevas y cómo iba diciéndonos cosas, pero me siento un poco #malamadre porque no sé cuando se ha convertido en ésta mini académica de la lengua que tengo por hija.
Pero a lo que iba. Incluso en aquélla época en la que soñaba con ser madre y en todas las monerías de la maternidad, lo que no me podía imaginar era lo bien que me lo iba a pasar hablando con mi peque.
Alejandra aún no sabe escribir, pero si supiera os diría...
Y si hay una cosa que me ha emocionado especialmente de poder volver a revivir la experiencia de la maternidad ahora que voy a ser Mamá de dos 2.0 es escucharla cuando hace planes de todo lo que va a hacer cuando nazca su hermano Elías. No sé si serán las hormonas, pero me parece lo mejor del mundo.
Ahora sí que no nos vamos a aburrir ;-)