Conversaciones sobre conciliación‏

Por Sandra @sandraferrerv


La mayoría de las tardes que recojo a mis pitufillos en el cole, caen rendidos en el coche y se quedan en silencio y quietecitos (más por agotamiento que por otra cosa). Pero a veces tienen ganas de parloteo, haciendo honor al gen parlanchín que deben haber heredado de mí.

Ayer mismo, mi pequeña princesa, con su bebé en brazos, me suelta desde el asiento de atrás: "mami, yo ya sé qué quiero ser de mayor". Yo que la miro por el retrovisor esperando su repuesta y me dice: "yo de mayor quiero ser mamá". Ole que ole. Con su sonrisita tan linda y esa peca en el moflete que un día me la como, con su muñaco acunado en su regazo. Quizás es que se piensa que la maternidad es como lo que hace ella con su bebé, que cuando se harta lo apaga pero bueno. Por ahora no le vamos a quitar la ilusión ¿verdad?Bromas aparte, la cuestión es que tras unos segundos de momento-para-el-recuerdo, responde mi caballerete, siempre tan racional: "pues claro, eso ya lo será, como yo seré papá, eso ya lo somos todos, pero a parte tienes que ser otra cosa, como mamá y papá". Está claro que mi hijo es fruto de nuestra generación, porque posiblemente esta misma conversación hace veinte o treinta años a mamá no la habría incluido en el pack laboral. Pero ahí no quedó la cosa porque acto seguido concluye. "Bueno, menos las señoras que trabajan en las tiendas. Claro, tienen que estar tantas horas vendiendo que no pueden tener hijos". Vamos, que hasta nuestros pequeños tienen claro que largas jornadas de trabajo y maternidad no son compatibles por una fantástica lógica aplastante. Para ellos les importa bien poco todo lo demás, sólo quieren estar muuuuuuchas horas con mamá. A ver si ya nos vamos enterando. A ver si él y su generación no se olvidan de la lógica aplastante y luchan de verdad para que las "que trabajan en las tiendas" y todas las demás currantas que se dejan la piel fuera de casa puedan disfrutar de la maternidad.