El problema principal de los fracasos es que no estamos acostumbrados a abordarlos de ese modo, al contrario, vivimos atemorizados por el riesgo de fallar, perseguidos por la sombra de la crítica o de la humillación. En suma, hemos perdido de vista que dentro del fracaso subyacen lecciones esenciales para la vida. Todo hombre, por su naturaleza finita y limitada está propenso al error, concebir el fracaso como una maldición es tanto como considerar que nuestra propia naturaleza falible también lo es. De ahí la importancia de quitarle esa etiqueta y convertirlo, en cambio, en una puerta abierta al crecimiento. En este video puedes ver las lecciones por aprender