Convivir con Diabetes Gestacional

Por Mchristine @fnuestrodiario

"Ahora que estás embarazada tenés que comer por dos", es un consejo que muchas abuelas suelen dar. La verdad que los consejos de la abuela no siempre son los mejores. Comer por dos no es lo correcto, comer sano y variado lo es. Y una dieta en el embarazo no es algo descabellado, sobre todo cuando llevas aumentados más de la cuenta.Si había notado que había aumentado demasiado en demasiado poco tiempo (¡es que no paraba de comer!) pero no era el momento de empezar una dieta, lo hecho, hecho estaba. Claro, en ese entonces no me imaginaba que iba a tener que hacer dieta a la fuerza.24 semanas de embarazo tenía cuando me diagnosticaron diabetes gestacional. El análisis de glucemia post prandial que se hace como rutina a esa altura del embarazo me dio por encima de los valores normales, apenas por 8 puntos (148, cuando lo normal es 140). Enseguida mi obstetra solicitó una interconsulta con un diabetólogo y empecé una estricta dieta que me hizo bajar 5 kilos en pleno embarazo. Hasta ese momento (siete meses) había engordado 11 kilos, para luego finalizar el embarazo con 8 arriba. Y no era que me moría de hambre, comía quizás más que antes, pero sano y a pesar de todo me costaba mucho engordar.

Así que, de un día para el otro, pasé de comer de todo, sobre todo dulces, a limitarme a una acotada dieta que me privaba de todo lo dulce, fritos, embutidos y harinas, y me encontré leyendo las etiquetas de cada alimento que iba a ingerir o comprar para ver si contenía azúcar. ¡Sorpresa! La gran mayoría de alimentos "light" estaban prohibidos para mi porque contenían azúcar. Incluso aprendí que muchas bebidas que se dicen "livianas" (como las aguas saborizadas) tienen las mismas calorías que las gaseosas cola. Del mismo modo aprendí que el ejercicio era clave en todo este asunto. Moderado, por supuesto, teniendo en cuenta que estaba en el último trimestre de embarazo. Entonces aprendí que podía comerme un alfajor y, tras caminar unos veinte minutos, mi glucemia podía estar incluso por debajo de lo que normalmente me daba cuando seguía la dieta al pie de la letra. Claro que eso no es para todos, mis valores de glucemia no eran tan altos, eso me permitía darmes algunos permitidos, siempre con la premisa de caminar luego.

Y de repente me encontré en un mundo de pinchazos para el control de la glucemia, ¡imaginen como me dolían mis dedos al final del noveno mes! A los controles tres o cuatro veces por día, le seguía una tabla en la que anotaba los valores que me daba cada día a cada hora. Pero todo era por mi príncipe. ¡Y claro que puse a toda mi familia a colaborar con la dieta! Hasta hice un hermoso cartel para poner en la heladera, con lo que podía y no podía comer. ¡Debí haberlos aburrido bastante con todo eso! jajaja

Díficl fue la idea de privarme de muchas comidas, estando embarazada. Se supone que el embarazo es época de antojos que todos te deben cumplir. ¡Y vaya que aproveché eso los primeros meses! Pero luego los antojos tuvieron que hacerse a un lado, y mi bebé no salió con ninguna mancha rara ni nada por el estilo. Díficl, si, mucho. Pero el saber que lo hacía por mi bebé lo hizo más llevadero. Si, después del parto no pude volver a seguir esa dieta, por mucho que le intentara. Claro, la tranquilidad de saber que los resultados de los análisis volvieron a ser normales ayudaron mucho. De todos modos, sé que debí ser más conciente.

Al día de hoy, dos años después de aquel diagnóstico, me encuentro nuevamente en la dulce espera y a la espera de saber si repito la diabetes gestacional. Aun es muy pronto para saber, pero ya tengo una cita con el diabetólogo que me atendió durante mi embarazo anterior. Hasta ahora no he hecho nada por evitar las comidas "prohibidas". Es más, mañana tengo el festejo de los 2 añitos de mi principe y seguramente me comeré todo jejeje. Pero supongo que la vida de dietas regresará pronto a mi vida. ¡Ya les estaré contando como me fue con eso!

 Mily!