Amigos antes que rivales. Las buenas relaciones entre argentinos y españoles permitieron que la previa de la final de Copa Davis fuera muy relajada. Entre los duros entrenamientos, locales y visitantes conversaron, bromearon y pasaron buenos momentos.
Controversia. Tras meses de preparación, el Estadio de La Cartuja, en Sevilla, estaba listo para recibir la final. O eso parecía... Porque cuando comenzaron a entrenar, Nalbandian, Nadal y el resto de los protagonistas se quejaron de que la luz solar generaba manchas de luz y sombras sobre el polvo de ladrillo que dificultaban la visión. Por suerte, los organizadores trabajaron sin descanso y solucionaron el problema.
La suerte está echada. Con la presencia de los dos equipos, el jueves se realizó el sorteo en el Teatro Lope de Vega. El azar quiso que Mónaco abriera la serie ante su amigo Nadal; y, más tarde, Del Potro enfrentara a Ferrer. Ya estaba todo listo para el primer duelo.
A cancha llena. Muchísimos españoles y un gran número de argentinos llenaron el viernes el particular escenario, que se construyó dentro del estadio especialmente para este evento.
Inauguración oficial. Antes del primer single, se llevó a cabo la ceremonia de apertura; tras la cual, los integrantes de los dos equipos realizaron el tradicional intercambio de banderines.
Viernes negro para la Legión. Nadie, ni el más pesimista, hubiera imaginado un peor arranque de la serie para los visitantes. Luego del triunfo -previsible- de Rafa sobre Pico; Del Potro no pudo con un incansable Ferrer. La desilusión de los argentinos fue muy evidente: el sueño de la Ensaladera casi dependía de un milagro.
Presencia Real. Ningún español se quiso perder la final. Hasta el Rey Juan Carlos viajó a Sevilla, donde presenció los partidos y -el domingo- se dio el lujo de entregar el trofeo a los flamantes campeones.
La pasión de Rafa. El mallorquín vivió como nadie esta serie. Durante el segundo single del viernes, desde el banco, Nadal sufrió, alentó y festejó como un hincha más.
Escenario ideal. La Armada cerró la primera jornada de la mejor manera: la ventaja de 2-0 la dejó a un punto de un nuevo título. Nadal celebró con ganas, luego de haber conseguido el primer punto al derrotar a un Mónaco que nunca se rindió, pero que tampoco encontró las armas para lastimar a su rival. Para Ferrer, tras una maratónica batalla de casi cinco horas ante Del Potro, el festejo fue un grito de deshago y alegría.
Sin explicación. El dobles español salió el sábado a la cancha para buscar el punto de la consagración. Pero, nunca encontraron el juego y cayeron en forma contundente. Feliciano López no tuvo problemas para reconocer su mala actuación: "Es de esos días que me gustaría desaparecer, ha sido mi peor partido en Copa Davis". Fernando Verdasco también admitió que la derrota fue justa: "Hemos intentado hasta el final, pero hay días en que las cosas no funcionan."
Argentina sigue viva. La garra de Eduardo Schwank, la experiencia de David Nalbandian y el gran nivel de ambos fueron una combinación letal para los doblistas españoles. El rosarino y el cordobés jugaron un partidazo y le dieron a Argentina el primer punto de la serie, ese que era imprescindible para llegar al domingo con la esperanza intacta.
A lo Nadal. Impresionante arranque tuvo Delpo en el partido del domingo. Salió muy concentrado a la cancha y -ante un adversario bastante errático- se llevó el primer set con contundencia e hizo ilusionar a todos los argentinos. El tandilense metía todas las pelotas, incluso de espalda, un tiro al que Rafa está acostumbrado.
¿Lo ves? Eso parece decirle el umpire Pascal Maria a Del Potro. El juez tuvo que bajarse varias veces de su silla para comprobar los fallos de los jueces ante el reclamo de los jugadores durante el encuentro del domingo.
Todos juntos. La Copa Davis es uno de los pocos eventos deportivos en el que los hinchas de ambos equipos se mezclan en las tribunas y conviven en total armonía. Banderas albicelestes entrelazadas con otras rojas y amarillas fueron moneda corriente el fin de semana en Sevilla.
Silencio, por favor. Es algo sabido que la Davis despierta un fervor especial entre los fanáticos; y el domingo en La Cartuja, los hinchas demostraron con ganas el amor por la camiseta. El aliento y las canciones bajaron desde las tribunas en todo momento. Tanto, que el umpire tuvo que pedir ayuda a los capitanes para intentar acallar a la gente y poder reanudar el juego.
El Rey del polvo de ladrillo. Luego de un comienzo complicado, Rafa reaccionó y se adueñó del tercer single de la serie, que le dio a España el punto definitivo y una nueva Ensaladera. El número dos del mundo jugó con la mente fría y demostró por qué es considerado el mejor del mundo sobre esta superficie. Pero luego de sellar la victoria, no se guardó la emoción.
Se acabó el sueño. No hubo consuelo para Delpo tras la derrota ante Nadal, que le puso fin a la ilusión albiceleste de conseguir el primer título. En medio de las lágrimas, el tandilense recibió el apoyo de todo el equipo, que le reconoció el enorme esfuerzo realizado.
De lejos. Una vez más, los legionarios tuvieron que mirar la codiciada Ensaladera a la distancia. Con cuatro finales perdidas (1981, 2006, 2008 y 2011), Argentina se transformó en el país que más veces alcanzó al instancia decisiva pero nunca ganó. Sin embargo, el gran papel que hizo el equipo en Sevilla -ante el mejor del mundo- les permitió despedirse con la frente en alto y mirar con mucha ilusión al 2012. Quizás, el sueño se cumpla el año próximo...
Los festejos del campeón. España se coronó -por quinta vez en su historia- campeón de Copa Davis. De la mano de un imparable Nadal y bajo el mando de Albert Costa; la Armada ratificó su claro dominio en la competencia y lo celebró con todo.
Fotos: Yahoo Sports - Zimbio Magazine - Página Oficial de la Copa Davis