El pueblo es pequeñito, con su placita, su iglesia y MUCHA tranquilidad. Los paseos por el pueblo a la noche han sido algo de agradecer. Pero el atractivo del lugar son las ruinas mayas que se encuentran a 10 minutos caminando. No son enormes, pero tienen muchas estelas bien conservadas, unos relieves preciosos a todo detalle. Además se pueden visitar por debajo y ver los templos que hay enterrados debajo de los que se ven desde fuera. Allí reinó 18 Conejo, que fue el decimotercer gobernante de la ciudad y está lleno de tallados con su imagen. Se puede ver en la foto a Susana haciendo el conejo al lado de 18 Conejo.
El domingo subimos por un caminito hasta los sapos, un lugar relacionado con la fertilidad donde iban las mujeres a dar a luz. Es pequeñito, con unos sapos entre otras figuras. Por la misma senda se llega hasta la comunidad La Pintada, donde vive un grupo chortí, donde los niños y niñas se dedican a hacer muñequitas de maíz tintadas de colores.