Bastante desconcertante novela sobre la vida supuesta de Nicolás Copérnico (1473-1543), el hombre que formuló que la Tierra ya no podía suponerse como el centro del Universo, y que fuera clérigo, médico, matemático y astrónomo.
La impecable prosa de Banville presenta a un Koppernik introvertido y ensimismado, y muestra como los embates del tiempo y de la enfermiza e injusta sociedad medieval, plena de prebendas nobles y clericales se enfrentan a un pensador casi renacentista.
Se lee con facilidad y un cierto agrado, pero no es lo que esperaba: el peso científico casi no existe, más allá del nombre del protagonista (hubiese podido ser cualquier clérigo de la época), y se vive más bien como una espléndida inmersión en la sociedad cambiante en que finaliza la Edad Media.
Cada cosa tenía un nombre, pero a pesar de que los nombres no eran nada sin aquello que definían, a las cosas no les importaba su nombre, no lo necesitaban, se limitaban a ser ellas mismas