Un gran restaurante premiado con dos estrellas Michelín y tres soles de la Guía Repsol, en el que los hermanos Sandoval te dejan integrarte de lleno en su universo gastronómico y al que tuve la oportunidad de volver gracias al concurso que organizó Makro coincidiendo con el lanzamiento de su aplicación Mapa de Sabores, una aplicación divertida llena de recetas y combinaciones de sabores que nos ayudan en el día a día de nuestra cocina.
Después de descargar la aplicación y navegar un poco en ella decidí elegir una combinación de tres ingredientes y participar en el concurso, mi combinación fue calabaza, queso manchego y curry con la que propuse la receta de ñoquis de calabaza con salsa de queso y curry.
Gracias a esta combinación gané el concurso y el premio fue una maravillosa cena en el restaurante Coque, con el alojamiento y desplazamiento incluidos.
El menú de Coque, arqueología de los sabores, se divide en cuatro tiempos, en cada uno de ellos se descubre una sala diferente, lo que te da la oportunidad de vivir cada plato en un ambiente diferente e impregnarte de la esencia de cada rincón de este precioso restaurante.
La experiencia comienza en la bodega, donde se disfruta de un cocktail acompañado de unos snacks en una mesa alta.
Una muy buena carta de presentación donde el comensal comienza a divertirse y nos deja con muchas ganas de descubrir todas las propuestas del menú.
Después de degustar estos bocados nos acompañan hasta la cocina dándonos la oportunidad de descubrir el corazón del restaurante y conocer al equipo de cocina.Allí probamos la lechuga Batavia ahumada y estofado de ternera con polifenoles del vino.
Nos trasladamos a la sala, donde degustamos la mayor parte de los platos del menú, un lugar cálido y muy cómodo. Es en la sala donde nos presentan el menú completo que vamos a degustar y donde comenzamos a descubrir la maravillosa selección de vinos que han elegido para armonizar el menú.
El plato se divide en dos partes, una primera en la que realizan un consomé de armañac y setas en nuestra propia mesa, de sabor intenso. Después el plato se completa con un bollito al vapor relleno de un delicioso y jugoso guiso. Le llega el turno al tomate asado con humus de garbanzo y papada de ibérico con cebolleta asada a la parrilla.
Seguimos probando la gastrogenómica de semillas de verduras con especias de los cincos continentes y pipas fermentadas.
Comenzamos con los platos que incorporan pescados con el salmonete de roca a la brasa sobre su jugo con jengibre, wasabi y guiso de tomate y tamarillo.
Mario Sandoval hace un homenaje a la cocina de su familia con el escabeche de lubina y perdiz con vinagre de uva albillo y miso, enebro, mostaza y cebolleta tierna.
Ya en mi anterior visita a Coque en 2012 pude probar un guiso de pepitoria, en esta ocasión le dan otro giro con esta pepitoria de gallina con huevo escalfado en su propia salsa y níscalo guisado con panceta ibérica.
Otro platazo son estos pulpitos a la brasa de encinas en su tinta con oreja de ibérico, trompetillas y ceniza de boletus.
Para hacer la salsa de tinta de los pulpitos parten de un guiso de oreja de cerdo, un plato sorprendente, con mucho sabor.
El siguiente plato tiene a la caza como protagonista absoluta, el ravioli meloso de liebre y tendones de ternera con higos a la brasa y jugo de cochinita picante.
Una delicia, el lomo de liebre que corona el ravioli tiene una textura muy tierna y un gran sabor.
Y por último, el tan alabado y deseado cochinillo asado del restaurante Coque.
Un toque ahumado, en cada bocado diferentes sabores a frutos secos.
Antes de terminar la velada nos queda conocer el lounge. Una sala en la que disfrutar cómodamente de los postres y de alguna copilla el que se anime.
El humo de una rama de canela quemándose en el centro de la mesa da vistosidad y aroma al ambiente. Es un postre con toques ácidos y dulces muy agradable.
Por último un cremoso de boletus con candi de whisky y tierra de hongos, helado de amanita cesárea.
Para acompañar el café o té unos ricos y divertidos dulces.