Los días en Cordes Sur Ciel, un municipio francés situado en la región de Mediodía-Pirineos, son justo así como se ven: tranquilos, muy quietos. Sus calles de piedra son una invitación a recorrer el laberinto de este pueblo medieval que se levanta sobre una colina y que está protegido por cuatro murallas. En Cordes, el tiempo parece detenerse y les juro que allí se consigue el mejor Foie Gras que puedan probar. Sus calles hablan de historia, una que data desde el año 1222 y que está llena de leyendas y misterios. Los viajeros curiosos que llegan hasta Burdeos, fascinados por sus paisajes, el vino y la buena comida, bien deberían buscar el camino que los lleve a este pueblo que parece sacado de un cuento. Llegué a Cordes un sábado cualquiera, a pleno mediodía, después de haber estado una hora o un poco menos en un autobús que me había sacado, precisamente de Burdeos, a esta maravilla de lugar. Sus calles son empinadas. Sus casas parecen estar paralizadas en el tiempo. Se consiguen, con el mismo éxito, el sabor de una buena mermelada y una réplica de espada. Subir hasta el mirador es una gloria; tomar un café en cualquiera de sus terrazas, otro tanto. Cordes Sur Ciel es uno de esos sitios que vale la pena descubrir. Para ver más fotos haz click AQUÍ Y les dejo un mapita para que se ubiquen más rápido.