Históricamente, el término de Cordobán designa al cuero de cabra o macho cabrío de alta calidad, muy ligero y suave, que se obtenía mediante la curtición vegetal con taninos, obtenidos a partir del zumaque, entre otros.
Como técnica de decoración, se diferencia con el guadamecí en que éste utilizaba la piel de carnero, más delicada y suave que la de cabra, sobre la que se estampa, labra o repujan los policromados, dorados o estofados.
Su nombre es de origen mozárabe y alude a la ciudad de Córdoba, que es famosa por sus curtidos y por todo tipo de artesanías en cuero; desde monturas de caballo a encuadernaciones, cuadros, biombos, recubrimiento de paredes, respaldos de silla u otros muebles.
En España se desarrolló durante la Edad Media alcanzando su mayor difusión y renombre durante los siglos XVI y XVII, siendo objeto de gran exportación.
Otro uso común del cordobán, recogido en el diccionario de la RAE, se refiere a la piel curtida del potro que se utiliza en la elaboración de zapatos de lujo.
Se trata de un término que se ha copiado en las diferentes lenguas europeas para definir a los cueros de Córdoba. En francés, del término cordobán (cuero de Córdoba) deriva la palabra "cordonnier" (zapatero).