«Cordón umbilical» es una obra de historias cruzadas; historias de hoy con personajes de hoy, arañados por el paso del tiempo y los planes por cumplir. Atrapados en sus pequeñas mentiras, en las apariencias, en los silencios. Todos los personajes salvo uno esconden un secreto que, en cierto modo, hace cojear sus vidas.
Montada con simplicidad (imagino que la convivencia con «Burundanga» obliga a situar los elementos escenográficos en línea y con el consiguiente abigarramiento), la función destila naturalidad en sus situaciones y en sus diálogos. El vino que beben los personajes en las distintas escenas es el hilo que las hilvana, y los actores (especialmente Alberto Delgado, cada vez más parecido a su padre, el gran Fernando Delgado; y Mónica Regueiro) sirven con eficacia sus papeles.