Corinna, la amiga 'entrañable' del Rey

Publicado el 27 febrero 2013 por Cronicasbarbaras

Hace año y medio se anunciaba que doce empresas españolas habían vencido a Francia en el concurso por uno de los mayores proyectos de obras públicas de los últimos años: la construcción del ferrocarril de alta velocidad en los 444 kilómetros que hay entre Medina y La Meca, las dos primeras ciudades santas para Arabia Saudita y el islam.

Detrás de seis años de negociaciones hubo comisiones, ofertas de apoyos políticos y militares, buenos proyectos y precios, y, algo fundamental, las relaciones personales entre los responsables de los países implicados.

Francia es una nación más unida, poderosa e influyente que España, y Nicolas Sarkozy peleó por lograr ese contrato de 6.700 millones de euros: es un gran escaparate para nuevos proyectos en Rusia, Brasil o EE.UU.

Miles de puestos de trabajo, alta tecnología, estar en la vanguardia. Junto con las monarquías de ambos países, facilitó el negocio la princesa germanodanesa Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, “amiga entrañable” de don Juan Carlos, según su autodefinición.

Bellísima, a sus 49 años los dirigentes del mundo entero le facilitan su trabajo como discreta mediadora de grandes empresas e incluso fundaciones, como la Laureus, para la que le propuso un trabajo honorable a Urdangarin, que lo rechazó.

El viaje a Botswana en el que el Rey se rompió la cadera fue organizado para festejar el contrato por Mohamed Eyad Kayali, intermediario árabe con Corinna, que viajó además con su primer exmarido, Philip Adkins, y con el hijo que tuvo con su segundo exmarido, el príncipe Zu Sayn-Wittgenstein, cuyo título tiene derecho a usar.

Relaciones personales, un elefante muerto en una de las pocas áreas africanas donde se controla su superabundancia con la caza, una cadera rota, la petición real de perdón, y miles de puestos de trabajo que podrían ser muchos miles más si Corinna sigue colaborando con las empresas españolas.

Juzgue usted.

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