Corona de Elote y Canela

Por Sonsoles
 Según cuenta una leyenda Maya, un día los dioses decidieron crear el mundo y así empezaron creando la tierra y el mar, los cuales llenaron de olores y colores el espacio. Posteriormente, decidieron crear seres para que les adoraran y así hicieron a los animales pero cuando descubrieron que estos no eran capaces de emitir sonidos inteligibles con los que venerar a sus creadores  decidieron castigarlos, a partir de ese momento se matarían y se alimentarían los unos de los otros. Los dioses siguieron adelante con su vanidoso proyecto y crearon al primer hombre, lo hicieron de barro  y pronto vieron cómo la lluvia  y el viento lo desmoronaban. Sin embargo, el nuevo ser tenía el don de la palabra, una voz armoniosa, jamás oída en este mundo. Pero no tenía conciencia de lo que decía. De nuevo habían fracasado, pero no por ello dejaron de intentarlo y su nuevo hombre fue una creación de madera. Estos nuevos hombres se reprodujeron y  poblaron la tierra, pero el problema llegó cuando los dioses se dieron cuenta de que estos nuevos seres carecían de sentimientos, no tenían memoria, no tenían alma y por lo tanto no recordaban quiénes les habían creado y no podían alabarles ni adorarles. Cuando hablaban no había ninguna emoción en sus voces. Los dioses decidieron acabar con estos hombres de madera  por medio de una lluvia de cenizas. Después el agua alcanzó las cimas de las montañas más elevadas. Todo fue destruido.  Los dioses crearon un nuevo ser y para ello se sirvieron del maíz rojo y blanco, crearon la carne con el maíz blanco y la sangre con el maíz rojo. Esta vez los dioses lo habían conseguido, este nuevo hombre tenía una inteligencia abrumadora. Lo conocía todo, lo observaba todo, lo entendía todo. Conocía dónde reposan los cuatro rincones del mundo, los que marcan los límites de todo cuanto nos rodea.  Pero los dioses no podían permitir que existiera un ser casi tan inteligente como un dios, así que decidieron nublar su vista para que no pudiera ver más allá de lo que tenía delante. A Los dioses ya sólo les faltaba crear a la mujer y la crearon de la misma forma y con el mismo material que al hombre. Las parejas se formaron y empezaron a tener hijos que poblaron la tierra, muchos de los cuales se dedicaron a cultivar el ingrediente principal con el que está hecha esta:CORONA  DE ELOTE Y CANELAIngredientes:1 lata de maíz dulce grande (o 2 pequeñas)1 lata de leche condensada (370 grs)2 huevos.2 c.s de harina.1 c.s de mantequilla a temperatura ambiente.1 c.c de canela molida.
un toque de tequila (para alegrar el alma)Pizca de sal.
Elaboración: Escurrimos el maíz y lo trituramos bien (aunque si nos queda algún granito a medio triturar, tampoco importa mucho y le añade un cierto toque rústico). Añadimos la leche condensada al maíz y removemos, le incorporamos los dos huevos ligeramente batidos, las dos cucharadas de harina, la pizca de sal, la canela molida, la mantequilla y ese suspiro de tequila y  todo esto lo mezclamos amorosamente hasta conseguir una fina masa.Encendemos el horno a 180º calor arriba y abajo.Vertemos nuestra preparación en el molde elegido, en mi caso uno de corona antiadherente, por eso no lo he untado ni de aceite ni de mantequilla y no se pegó. Cocemos durante 25 ó 30 minutos. Como sugerencia, te diré que alguna vez le he añadido una cucharada de coco rallado y no le va mal... para nada.

Nota: La inspiración para la presentación de este postre con hondas  raíces mexicana viene del blog de Nuria M (siempre creí que tu atadito era de palos de canela y no de colines...)