Coronavirus: responsabilidad cívica o hecatombe

Publicado el 12 marzo 2020 por Alba Chaparro @Alba_Chaparro

La OMS ya lo ha redefinido: PANDEMIA. A 12 de marzo de 2020, las cifras mundiales superan los 130.000 contagiados en 120 países, con más de 4.000 muertes. En España, casi 3.000 contagiados y más de 60 muertes. Es cierto que el número de personas que superan la enfermedad también va aumentando, pero es hora de no bajar la guardia. Y es hora de que la ciudadanía tome la iniciativa, ya que a la vista está que los gobiernos no están actuando con la celeridad que precisa esta situación.

No es hora de pensar en lo desacertado que fue permitir las manifestaciones del 8-M, el acto de Vox en Vistalegre o el normal transcurso de La Liga; es hora de pensar en lo que está por venir y actuar en consecuencia. Esto hay que pararlo, no por ser alarmista sino por ser precavido, o las consecuencias serán fatales a nivel sanitario y a nivel económico -lo que, indirectamente, significa a nivel vital-. Para todos.

Con independencia de tener síntomas o no, cualquier persona puede ser portadora del virus sin ser consciente de ello, así que lo más prudente es minimizar cualquier posibilidad de propagación (es decir, evitar cualquier concentración de gente por pequeña que sea, incluyendo llevar a los niños al parque o salir de terraceo a disfrutar del buen tiempo). Si el virus continúa expandiéndose, se acabará colapsando el sistema sanitario. Y se acabará colapsando con una enfermedad de la que aún no hay datos fehacientes de sus consecuencias, por lo que es momento de mirar al Covid-19 con cautela y rigor.

Quizás suena muy apocalíptico y es cierto que somos un poco descreídos respecto al desenlace de las circunstancias, pero sólo hace falta valorar la situación actual para ser consecuentes con la que se nos viene encima. ¿Qué significa que el sistema sanitario se colapse? Más allá de trabajadores que no dan abasto, hacinamiento en hospitales y necesidad de más camas, significa que si los medios disponibles están desbordados con el Covid-19, no habrá medios para tratar infartos, apendicitis y cualquier otro accidente inevitable. Señores, si el sistema sanitario se colapsa, habrá que decidir a quién salvar y a quién dejar morir.

Y lo peor de esta pandemia es que no afecta exclusivamente al sistema sanitario o a los contagiados: económicamente, el Covid-19 es un varapalo para TODOS. Especialmente en nuestro país. Se habla de teletrabajo como si España fuese Silicon Valley, cuando nuestra realidad es que el 15% del PIB lo aporta el Turismo, el 12% el comercio y el 5% la agricultura. Y estos datos no muestran los porcentajes indirectos de otras industrias que sirven de suministro a estos tres sectores. El problema no es que existan empleos donde no se pueda teletrabajar, sino que esos empleos van a ser innecesarios debido a la baja demanda.

Ya se están reduciendo plantillas y tomando medidas de crisis, los EREs y ERTEs son una realidad en multitud de empresas. La economía española se va a contraer intensamente en los próximos meses y las consecuencias del crash nos van a afectar a todos inevitablemente. Y, avanzando un poco más, os hago spoiler: las clases trabajadoras van a ser las más perjudicadas ante la venidera recesión económica.

Todos los gobiernos están tardando en tomar las medidas necesarias, así que se hace imperioso que la ciudadanía conquiste la delantera: no hay que salir de casa más que lo imprescindible, y siempre tomando las debidas precauciones que están estableciendo las autoridades sanitarias. Ante la incertidumbre más vale la prevención. O nos empezamos a tomar esto en serio, o marzo de 2020 será recordado en el imaginario colectivo español como el mes en que nosotros mismos cavamos nuestra propia fosa.