Corredor mediterraneo insolidario

Publicado el 31 diciembre 2012 por Torrens

Hace unos días, buscando en TV algún canal donde diesen algo que no perjudique la capacidad intelectual del televidente, me di de bruces, en un debate de un canal cavernario, que no era Intereconomía, con uno de esos tipos que no se equivocan nunca, que seguro que están convencidos de haber inventado desde la rueda a los viajes espaciales y que considera dignos del mayor de los desprecios a los que discrepamos de sus indiscutibles razones, que hablaba del Corredor Central y del Mediterráneo, y mantenía el indiscutible criterio que la insistencia catalana sobre el Corredor Mediterráneo  es una demostración más de la salvaje (sic.) falta de solidaridad de los catalanes con el resto de España, comentario que era rápidamente confirmado y ratificado por los otros tertulianos. De entrada me quedé petrificado, pero después, harto de la cantidad de barbaridades que el tipo soltaba por la boca y antes de empezar a pensar que estaba soñando y era una pesadilla, cambié de canal sin haber esperado a conocer el nombre del energúmeno, y apagué la TV porque mi cuerpo ya no aguantaba más barbarie y convencido de que este país ya está pasando de la fase de simple manicomio a la de habitación acolchada de alta seguridad para locos extremadamente peligrosos.  

El talibán en cuestión basaba su razonamiento en que la principal función de las infraestructuras es favorecer las zonas menos desarrolladas y que en cualquier caso si se debe escoger entre dos proyectos debe prevalecer siempre el que beneficia a más regiones del país, criterio que me pareció una buena demostración de que cuando esta gente se encuentran con una oportunidad de soltar burradas referidas a Catalunya pierden el mundo de vista, porque el tipo sin duda contó con que el Corredor Mediterráneo pasa por el objetivo de sus ataques, pero se olvidó de Valencia, Murcia y de otra CCAA con poco territorio y escasa población que se llama Andalucía, aparte que también beneficia a Baleares a través del puerto de Valencia. Es decir, si un proyecto que además de ser tan viable económicamente que podría pagarse con préstamos y sin subvenciones, hace una aportación considerable a la riqueza del país, mejora la competitividad de la zona que genera más de la mitad de nuestras exportaciones (que en este momento, y si queremos salir de la crisis sin palabras pero con hechos, las necesitamos como el aire que respiramos), y ayuda a que varios de nuestros puertos mediterráneos puedan competir sobradamente con Marsella, Génova y El Pireo, no es aceptable si no beneficia a alguna CCAA deprimida y no se da una vueltecita para tocar cuantas más provincias mejor. De camisa de fuerza.

El rebuzno en cuestión me dejó preocupado porque los de la catalanofobia obsesiva, que ya existía antes del 11-S pero que ahora está desbordada, ya no se contentan con inventarse barbaridades sobre Catalunya, sino que ya empiezan a explicar las cosas al revés o en el sentido en que haga falta para hacer el mayor daño posible sin que la realidad les preocupe en absoluto. Siempre que oigo una de estas barbaridades pienso que si los que se las creen son o rozan la mayoría, entonces la independencia de Catalunya es inevitable, porque si se creen tales tonterías es porque tienen muchas ganas de oírlas y asumirlas.

La historia del Corredor Mediterráneo y las vicisitudes por las que ha pasado bajo todos los gobiernos de España desde Felipe González, es uno de los ejemplos más claros de todo el mundo no ya de inoperancia pública sino de estupidez pública y profunda, acompañada de una tozudez digna del más burro de todos los mulos de carga, calificación de la gestión de nuestros gobiernos que, aparte al Corredor Mediterráneo, sería ampliable a casi todas las decisiones que han tomado en relación con las líneas de AVE.

El Corredor Mediterráneo empieza su larga y tortuosa andadura en 1986, antes de que se aprobase la primera línea Madrid – Sevilla, cuando Albert Vilalta, Conseller de la Generalitat catalana, propuso una línea ferroviaria de alta velocidad y ancho europeo entre Barcelona y la frontera francesa, para después continuarla por lo que hoy llamamos el Corredor Mediterráneo, siguiendo un esquema parecido al que en los años 60 se había seguido con las autopistas de peaje. A pesar que la Generalitat ofreció la redacción del proyecto y se iniciaron los primeros contactos entre las CCAA españolas afectadas y el departamento francés del Languedoc-Roussillon, el gobierno de Felipe González no hizo ni caso, y el gobierno francés, que siempre ha retrasado y entorpecido todo lo que ha podido cualquier mejora de las comunicaciones hacia el sur por el Mediterráneo debieron quedar encantados al darse cuenta que, al contrario que durante la dictadura, un gobierno democrático español colaboraba con dicho objetivo en vez de exigir mejoras.

El Madrid – Sevilla fue el primer AVE que se construyó en España, y con esta obra se inició la esperpéntica obsesión por seguir el esquema radial, diseñado hace más de 2 siglos, que comunica Madrid por tren a gran velocidad con varias ciudades y algunos lugares en medio de nada, hasta convertir la red del AVE español en uno de los más claros ejemplos de locura y estupidez públicas del planeta que hizo de España el país con más kilómetros de líneas de alta velocidad del mundo (aunque estamos perdiendo ese record porque nos lo arrebata un país con solo 1.350 millones de habitantes que se llama China), en el que existen líneas con un promedio de solo 9 pasajeros diarios, que no pagan ni los sueldos de los empleados de servicio en el tren,  y que a pesar de tanta locura e inversión absurda, la red radial ha tardado 21 años en alcanzar la frontera francesa (con lo que el ancho de vía europeo ha tardado 21 años en tener alguna utilidad) y se cumplen 27 años de la primera propuesta del Corredor Mediterráneo, mientras el gobierno sigue construyendo AVE’s de Madrid al cielo de los justos y con el Corredor Mediterráneo hace solo lo imprescindible porque no se atreve a menos. Pero hay más,  porque esta obsesión por mirarse el ombligo del sistema radial ha provocado que el Gobierno haya tenido que indemnizar con más de 200 millones a TPFerro, empresa hispano-francesa que explotará la línea Figueres-Perpignan, que tenía la obra acabada dentro de la fecha contractual del 9 de febrero del 2009, pero no va a poder conectarla con la red hasta principios de enero porque la estación de Girona y otras obras en Barcelona, responsabilidad de RENFE, no estaban terminadas, y el AVE español, el más extenso del mundo que es capaz de construir líneas férreas a la nada, se ha retrasado cerca de 3 años en llegar a Figueres. Y todavía hay más. Hace unas semanas en La Vanguardia, y en referencia al nuevo puerto de contenedores de Hutchison en Barcelona (también menospreciado y con proyecto incumplido por el gobierno de Madrid)  un experto en transporte explicaba que al mejorar la red ferroviaria europea, cada vez son más los buques que procedentes de Asia acceden al Mediterráneo por el canal de Suez pero aunque el destino de su carga sea el centro de Europa, sus agentes  prefieren descargar en puertos mediterráneos bien comunicados por tren o autopista con sus destinos más frecuentes en las  cuencas del Rin y el Rhur para evitarse el largo trayecto por Gibraltar hasta el puerto de Rotterdam, que además está bastante saturado y frecuentemente requiere días de espera. Y mientras el gobierno de Madrid sigue difiriendo y poniendo todas las dificultades que puede tanto al Corredor Mediterráneo como a los accesos al puerto de Hutchison, el Sr. Monti, en otra demostración que su comparación con el Sr. Rajoy es de echarse a llorar, el 12/12/12 firmó con el Sr. Hollande la ejecución urgente del tramo de TGV entre Turín y Lyon que en muy pocos años completará la conexión a alta velocidad del puerto de Génova con el centro de Europa.

Si añadimos, como prueba del poco entusiasmo que despierta el Corredor Mediterraneo en Madrid, el hecho que tanto el PP como el PSOE, tanto estando en el gobierno como en la oposición, han defendido siempre la prioridad absoluta del Corredor Central, hasta el extremo que cuando, a pesar de la presión del PPSOE, la Comisión Europea no solo decidió incluir el Corredor Mediterraneo en la lista de infraestructuras prioritarias, sino que rechazó el Corredor Central nada menos que por no cumplir los criterios de rentabilidad económica, viabilidad y valor añadido europeo, y a pesar de que la U.E. había expresado su calificación de proyecto ruinoso del Corredor Central en todos los idiomas posibles, la Sra. Pastor, en representación del gobierno y del PPSOE retiró su apoyo a la decisión de la Comisión Europea y volvieron a solicitar la inclusión del Corredor Central en la lista de infraestructuras prioritarias, que volvió a ser denegada el pasado 18 de Diciembre. Ni que decir tiene que si la U.E. hubiese dado el mismo nivel de prioridad a ambos corredores, quien hubiese decidido cuál de los dos era más prioritario habría sido el PPSOE, y ya sabemos cuál habría sido el ganador, y por supuesto que a pesar de que medio mundo y parte de la otra mitad les ha dicho que el Corredor Mediterráneo crea riqueza y el Corredor Central crea ruina volverán a insistir sobre el Central porque nunca se equivocan y en algo se ha de notar que los dos grandes partidos españoles tienen una larga experiencia en construir infraestructuras que llevan a la ruina, eso sí, a alta velocidad, y sin duda, y como opinaban los tertulianos cuyos comentarios me cabrearon,  si el Corredor Central ha fracasado frente a la Comisión Europea ha sido gracias a las malas artes de los malditos que defienden el Corredor Mediterráneo.  

Creo que es comprensible que conociendo toda esta absurda historia digna del mejor Kafka, oír a un mal nacido decir que todo ha sido culpa de la insolidaridad catalana pusiera mi escasa flema a prueba.

Las barbaridades, locuras y puras animaladas que se llegan a decir en esos medios cavernarios sobre Catalunya y los catalanes están llegando a tal nivel de intensidad y virulencia que hace días que le estoy dando vueltas a la idea de que probablemente se deba a lo que llamo el método del Rey de Marruecos. Cuando el Rey de Marruecos tiene graves problemas internos apresa algún pesquero o manda a algunos de sus súbditos a ocupar una isla o armar el lio en Ceuta o Melilla. Cuanto más se habla de los catalanes, menos se habla del gobierno.