La migración postnupcial se encuentra estas semanas en pleno apogeo. Junto a las especies mas comunes, cuyas rutas migratorias pasan por el Cantábrico, se pueden ver de vez en cuando algunos ejemplares aislados de especies raras, que por alguna razón, probablemente meteorológica, se han desviado de sus rutas normales y aparecen por aquí.
En el post anterior hablaba de la pequeña irrupción de Escribanos lapones, que probablemente vengan de Groenlandia. El sábado pasado, justo el día que los vimos en Peñes, pasamos por la playa de Bañugues a ver si habían entrado nuevos limícolas. Entre los habituales correlimos, agujas y chorlitejos encontramos uno distinto. Se trataba de un Correlimos canelo joven (Tryngites subruficollis), una especie que se reproduce en America del Norte y que se presenta accidentalmente en la Península Ibérica.
Esta especie no suele tener los mismos hábitos que los otros limícolas, y suele preferir prados y zonas más secas para alimentarse y descansar. Casualmente el ejemplar de Bañugues estaba en la playa, aunque no parecía sentirse muy cómodo en el agua y cruzaba los charcos de marea rápidamente para alimentarse entre las algas de la orilla.
La semana pasada aparecieron dos individuos de esta especie en el cercano Cabu Peñes y hace un par de semanas apareció otro en la charca de Rinlo (Ribadeo), de la que ya hablé varias veces en este blog. Habrá que estar atentos a nuevas sorpresas. Ayer mismo, en una visita a Bañugues acompañado de Héctor y Tino volvimos a verlo pero esta vez alimentandose en el pedrero.