correpasillos

Por Arare73

Aunque no lo parezca, este tipo de cochecitos se utilizan para ayudar al bebé a realizar sus primeros pasos. Pasar de gatear a caminar. Lo que parece un juego para ellos es como un entrenamiento para ganar estabilidad en sus piernas y así poder poco a poco caminar, como se suele decir des-pa-ci-to y pasito a pasito.

¡¡Cuidado!! no es lo mismo un ANDADOR que un CORREPASILLOS, sigue leyendo...

El correpasillos, ¿un imprescindible para el bebé?

Existe una amplia gama de artículos que están a disposición de las familias para sus bebés. Es fácil perderse entre tantas opciones, preguntarse si es necesario, cuál es su precio ideal o, lo más importante, si será bueno para su desarrollo aun siendo seguro para el pequeño, cuestión también fundamental.

Antes de analizar un artículo como el correpasillos, habría que definirlo, contraponiendo sus características a las de otros artículos similares. Por un lado, están los famosos andadores o tacatás. En ellos el niño va sujeto por un arnés y, con la punta de sus pies sobre el suelo, va deslizándose gracias a sus ruedas. El tacatá lo utilizan los niños que aún no han dado sus primeros pasos, a diferencia de las opciones que veremos a continuación.

Los pediatras no suelen recomendar este andador porque fuerza la postura del niño, especialmente la cadera, llegándose a producir incluso casos de piernas arqueadas. Al contrario de lo que se suele pensar, no es buena ayuda para dar los primeros pasos porque no estimula el gateo, que es un buen ejercicio para empezar.

La velocidad que el niño puede alcanzar en una carrera con el tacatá, además de lo indicado, hace también que pediatras y traumatólogos desaconsejen su compra, que incluso está prohibido en algunos países. Los riesgos de sufrir un traumatismo más o menos grave en la cabeza al golpearse con un mueble, o incluso situaciones peores, hacen de este andador un elemento peligroso.

¿Qué ventajas ofrece el correpasillos?

No sucede lo mismo, sin embargo, con el correpasillos. Este artículo se podría dividir en dos modalidades. Por un lado, están aquellos que requieren ser empujados para moverse por el espacio, que constan de un manillar al que el niño se agarra, estando totalmente de pie.

Por el otro, están también los pequeños vehículos con ruedas (como los triciclos) que no constan de pedales, sino que requieren que el niño vaya impulsándose con los pies para poder moverse. Hay modelos que tienen un mango en la parte de atrás para facilitar su control por parte de un adulto.

Ambos sí son recomendados por los especialistas pero no para aprender a andar, sino una vez se han dado los primeros pasos. El niño debe estar lo suficientemente seguro como para utilizarlo, porque es su propio movimiento el que mueve el aparato.

Para lo que sirven, por tanto, es para incitar al niño al movimiento mediante el juego, convirtiéndose en un juguete que le invita a moverse para practicar y perfeccionar esa técnica que ha adquirido previamente. Ayuda a mejorar el movimiento de pies, el equilibrio y a que vaya ganando más seguridad al andar.

Hay modelos para todos los gustos, pero la mayoría podrían resultar entretenidos para niños de esas edades. Muchos ofrecen entretenimiento extra, como piezas que el niño puede introducir en un agujero en la parte superior y que vuelven a caer en el mismo lugar, piezas que puede transportar de un lado a otro. A otros se suman los beneficios propios de los juegos básicos con música, de interconectables tipo Lego, etc.

¿Qué hay que considerar a la hora de comprar un correpasillos?

Para asegurar que se dan esas condiciones óptimas de seguridad, habrá que optar por un modelo que se vea tiene un manillar para su manejo lo suficientemente fuerte, con materiales y piezas bien ajustadas que no se desmonten en la primera carrera. Si trae zonas acolchadas para mitigar las consecuencias de cualquier posible impacto, mejor.

Se deben poder adaptar a la fisionomía del niño, es decir, como a sus manos. Algunos modelos cuentan con asientos regulables que aumentan las opciones de comodidad. También deben presentar facilidades de manejo los mangos o manillares que vayan a usar los adultos, si el modelo está provisto de ellos, al menos en los primeros días de juegos.

Adaptarse a sus características pasa también por asegurarse de que no hay ningún elemento punzante sobresaliente. De hecho, suelen estar hechos en formas redondeadas y suaves, sin picos robustos que puedan hacer daño al niño si cae.

Cuestión importante y que se suele pasar por alto es la de su fácil transporte. Por lo general, estos artículos no suelen ocupar mucho espacio, pero si el niño suele cambiar varias veces de entorno a la semana (guardería, casa de los abuelos...) y se lo quiere llevar, será mejor que presente buenas opciones de uso y/o desmontaje. Además, una vez que se deje de usar y antes de deshacerse de él, no restará mucho espacio en casa.