Corriendo por Mordor

Publicado el 21 enero 2014 por Triatlonenfamilia @triatlonfamilia
Este fin de semana Iván había quedado para salir solo con Didi el domingo a las 8am, ya que David, el Presi, no podía porque trabajaba y con Edu es imposible quedar, ya que para él las 8 es tardísimo, él contra antes mejor.La idea era que yo les acompañara, haríamos juntos el camino fluvial y al llegar a la presa de Vallforners haríamos casualmente lo mismo que el día de la carrera, la Trail de Vallforners, ellos cogerían la trialera que sube a la Ermita, que es el desvío que cogerán los que hagan la cursa de 30km y yo subiría la presa de Vallforners que es el recorrido de la cursa de 12km y nos encontraríamos en la bajada. Hasta aquí todo perfecto.Pero como siempre no se puede planear nada, el destino hace de las suyas.Iván me despertó y yo sin apenas abrir los ojos me vestí y salí a la calle. Pero cual fue mi sorpresa al ver que Mordor se había instalado en la mountain, estaba lloviendo y yo con mi gripazo que no me saco los macos de encima desde primero de año, trabajar en la calle, está claro que no ayuda, pero ya correr bajo la lluvia me parecía demasiado.Suena un whatsapp, era Didi,.. esta lloviendo ¿lo  dejamos?...Didi estaba en la cama, pero nosotros vestidos y en la calle.. Iván me miró y para que vamos hablar mas. La verdad es que tenemos el running metido con calzador en la agenda si no salíamos ya no habría posibilidad de recuperarlo, era lluvia fina con un poco de suerte por el camino fluvial como hay arboles, igual nos protegerían algo del agua.
La verdad que una vez que estás allí se agradece, el camino estaba de lujo, proteger no protegía mucho, las hojas se habían caído pero nos hicieron una alfombra increíble. Mi idea de subir a la presa también se fue al traste, como no estaba Didi no nos íbamos a separar, me tocó subir a la Ermita por la trialera o el km vertical como lo llama Vistu, aunque en cierto modo me vino bien, le pude devolver el favor de la semana pasada... Lenta y torpona pero aquí estaba su fiel escudera acompañandolo en sus locuras... ;)
Al subir a la Ermita la lluvia nos dio una tregua y parece mentira que toda la vida allí y todavía te encante lo que ves, la lluvia le había dado a todo un color especial y de buena gana te hubieras quedado allí a pasar la mañana disfrutando de las vistas, porque íbamos corriendo pero si vas paseando sin prisas es para pararte en cada esquina hacer fotos.
Al bajar se acabó la tregua y nos calló un chaparrón del quince, eso sí, no parábamos de cruzarnos con runners y bikers a los cuales tampoco les paró la lluvia
Al llegar a casa ducha caliente y rápido cambio de ropa porque estaba calada hasta los huesos, mi paravientos unas gotas las aguanta pero esta vez fue demasiado...pero que queréis que os diga mojada sí, pero feliz, también.