Tenía muchas ganas de volver a escuchar el "Coro de la Fundación" sin orquesta, primero en los valses de amor de Brahms una vez posados (y pasados) los años para después seguir a capella para corroborar mi última impresión, que fue también con Brahms en el Réquiem Alemán allá por el 15 de abril con la OSPA. Ciertamente no me decepcionaron pese a leves desajustes factibles de corrección y pequeñas indecisiones, más fruto del calor y la relajación de estas fechas vacacionales que de una calidad más que contrastada de la formación coral de cabecera en Asturias, siempre con el "permiso" de mis admirados Leones de Oro.
Con el matrimonio que forman el Dúo Wanderer (María Teresa Pérez Hernández y Francisco Jaime Pantín) el Coro de la Fundación ha trabajado muchas veces, lo que se nota en una compenetración más allá de la habitual en conciertos como el de este primer viernes de julio, y los Liebeslieder Walzer, Op. 52 (Brahms) los han interpretado varias veces, canciones llenas de color inspiradas en la música tradicional vienesa que van desde los alegres coqueteos hasta la desesperación de un corazón roto en un recorrido por todas las etapas del amor. Esta maravilla del repertorio vocal romántico es interpretada con el piano a cuatro manos que tiene tanta importancia como la parte vocal, siendo un goce escucharlos en muchos de los 18 números de que consta, con momentos realmente memorables interpretativamente hablando, de lo que me quedo con el nº 7 (Wohl schön bewandrt war es) preciso y empastado, el lirismo del nº 9 (Am Donaustrande) y sobre todo la conjunción del nº 14 (Sieh, wie ist die Welle klar), de dinámicas bien conseguidas entre todos y las dificultades perfectamente solventadas del nº 16 (Ein dunkeler Schacht ist Liebe). Cierto que no hubo en todos la necesaria precisión en las entradas de unos y otros, finales no siempre iguales o indecisiones puntuales, así como cierta falta de precisión en la afinación y "tirantez" de los tenores (nº 17, Nicht wandle, mein Licht) que no empañan en absoluto la lograda globalidad de esta obra tan romántica con la que el coro que dirige mi querido "Pepu" se encuentra tan a gusto.
Animarles a continuar en esta línea de conciertos corales que son la piedra de toque de cualquier agrupación, más allá del repertorio sinfónico-coral en el que parecen tener un monopolio bien asentado con los años.