Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.El maestro les dijo:- Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?- ¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? – preguntaron ellos.Pero el maestro no dijo ni una palabra.Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron:- ¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?Y el maestro, con una pícara mirada en los ojos, respondió:- Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua.- Cuando yo me haya ido, confio en que sepáis ver el río.
“Aplícate el Cuento” de Jaume Soler y M. Mercè Conangla