Además de la exposición directa de Cortázar sobre los distintos temas, se recogen asimismo sus respuestas a las preguntas e intervenciones que le formulan los asistentes a los seminarios.
El libro o el curso tiene una estructura que, tras una entrada general sobre las etapas y facetas de su obra, va de los relatos a las novelas. El lector cortazariano quizás no descubre demasiado, ya que sus ideas sobre la novela o sobre el relato fueron publicados en distintos libros, pero sí disfruta con este recorrido, que es tan panorámico como esencial, y que a menudo deriva en cuestiones más teóricas, como el humor
(¡ay! aquí se olvida de Cervantes, y atribuye su invención a los novelistas sajones del XVIII)
u otras categorías. Me parece importante su reconocimiento de ciertos escritores a los que quizá hoy cuesta más acceder, o de los que no se habla ya tanto, como Gómez de la Serna o Boris Vian, cuyos estímulos reconoce.
Y sobre todo, considero muy atractivos como lección de lectura aquellos tramos del libro en que Cortázar se detiene a glosar y comentar una pieza concreta de su obra (normalmente cuentos) para mostrar e ilustrar la génesis de su escritura.