Cosa de números

Publicado el 18 noviembre 2016 por Ildefonso67

Se apagó la luz para Rosa, la abuela que murió en el fuego de su colchón, quemado por una vela. Muerte medieval para Rosa, condenada a morir en la hoguera por pobre.

Se apaga la luz cada día para esos críos que acuden cada día sin desayunar a un instituto de Moratalaz, un barrio de trabajadores de Madrid. Y si no hay para galletas, menos para libros de texto. Me lo contó el otro día su profesora. Hambre infantil en la sociedad de los comilones. Como Joaquín Legina, el cebado exsocialista que pone en duda que estas cosas sean verdad.

Y se apaga, como su mirada, para la señora de la limpieza de mi oficina, que otro año se ha quedado sin vacaciones, a pesar de que el cansancio y el dolor le llegan hasta la última taza sin fregar que ha dejado ayer alguien en la pila, sin acordarse de ella. Que para eso cobra sus 700 euros al mes. Qué fácil es comprar el tiempo de los pobres.

Y ya sólo hay tinieblas para Nory, la chica ecuatoriana en coma vegetativo desde que fue arrollada por un coche cuando cruzaba por un paso de peatones, y a cuyos familiares no les cogía el teléfono la aseguradora del vehículo, confiando en que ésta muriera pronto, y así se ahorraran un pico. Ahora, cuando un periodista ha dado a conocer su caso, supongo que algún chico listo habrá persuadido al mandamás de que la mala publicidad era peor que el previsible (y obligado) pago.

Cosa de números, cuestión de balances, como el de la vela de Rosa, que no supo mantener el equilibrio. Lo demás es populismo.