B) El Presidente de la patronal, el calamitoso y grosero Díaz Ferrán, lo ha expresado con claridad al dar su fórmula para salir de la crisis: “Trabajar más y cobrar menos”. Es obvio que se refería tan sólo a la gente común, a los asalariados, y no a los de su gremio. Desde luego ha predicado con el ejemplo en lo referente a sus propias empresas, salvo en un detalle: los empleados de Viajes Marsans o de Air Comet, por ejemplo, ya no cobran nada, en efecto, porque se han ido al paro; el detalle es que no trabajan más a cambio, sino nada, por la misma razón: están en la calle. No entiendo cómo ese calamitoso todavía se atreve a decir esta boca es mía ni a recomendar nada a nadie.
C) Estas actitudes están en consonancia con las de los ricos de otros lugares: según ha contado Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, en los Estados Unidos quienes están de verdad iracundos no son los trabajadores ni los desempleados, ni quienes han perdido sus viviendas al no poder pagar sus hipotecas, sino los muy adinerados que desencadenaron la crisis y recibieron ayudas estatales –es decir, del conjunto de la población–, al ver que a cambio de eso se abogaba por una limitación temporal de sus bonus, y que Obama sugería el término de los recortes de impuestos con que los benefició Bush Jr. En el colmo de la obscenidad, los multimillonarios lloriquean y se llenan de autocompasión (“La gente no sabe a qué gastos nos obliga nuestro tren de vida”), reclaman el “derecho a conservar nuestro dinero” (nadie va a quitárselo: se entiende “nuestro dineral intacto y sin merma”) y vociferan contra Obama, al que comparan con Hitler. No entiendo que tanta desfachatez se consienta y no se castigue.
D) Zapatero ha gestionado fatal la crisis y ha acabado por tomar medidas impopulares cuando ya era tarde. Intentó evitarse el descontento de la gente y al final lo ha padecido por duplicado. Además, se colgó medallas anunciando ayudas que no ha otorgado, como las que aprobó para que los jóvenes dispusieran de vivienda y se emanciparan: la mayoría de esos jóvenes se embarcaron en alquileres y aún están esperando a ver un solo euro de los 200 mensuales prometidos por persona, hasta que cumplieran treinta años. Ahora bien, creer que la culpa de la magnitud de la crisis en España es suya, y que será el PP el que nos saque de ella, viene a ser como pensar que serán las empresas contaminantes las que salvarán el planeta. Si en nuestro país la situación es peor que en ningún otro europeo (salvo Grecia), y el paro dobla la media del de la Unión, es debido a la monumental burbuja inmobiliaria propiciada por el Gobierno de Aznar y alentada por todos los autonómicos en manos de ese partido: Madrid, Castilla-León, Valencia, Murcia. Y no olviden que entre sus filas Díaz Ferrán es un ídolo.
E) En medio de la penuria, los festejos organizados por los Ayuntamientos no hacen sino proliferar, y todos cuestan dinero: no hay ciudad ni día en que no se celebre alguna costosa chorrada: festivales de música incesantes, maratones en pleno centro, “mejillonadas”, teatro callejero y cuanto se les ocurra. Serán para distraer al parado y entorpecer a los que aún trabajan. Para disminuir la productividad, que es excesiva.
F) España es, después de Italia, el país con mayor número (cantidades absolutas, no proporcionales; es decir, hay más que en Rusia o los Estados Unidos) de coches oficiales, extranjeros en su mayoría. Aquí dispone de uno hasta el último conserje de una alcaldía. Quisiera que me lo explicaran.
G) Oigo decir a un periodista económico que en Andalucía son 36.000 los teléfonos móviles a cuenta de la Junta, esto es, cuyas facturas paga la ciudadanía. Si el gasto mensual de un móvil puede ser fácilmente de 50 euros, sólo por este concepto, y en una sola autonomía, estaríamos apoquinando 1.800.000 euros al mes, es decir más de 21 millones al año. Total, tantas veces, para que el asesor de un concejal le pregunte por su salud a su señora suegra.
JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 31 de octubre de 2010