Dinero Le habían echado del trabajo y caminaba despacio hacia su casa. No tenía ganas de llegar y se detuvo en el banco de un parque. Vio a mujeres que metían o sacaban dinero de los bolsos que llevaban colgados, vio a hombres que sacaban su dinero de carteras que tenían en los bolsillos, incluso vio a niños con dinero en las manos buscando una tienda de caramelos. Pensó que estaba rodeado y había dinero por todas partes, menos en sus bolsillos.
Extravío
Perdió la memoria de repente, y se extravió en el camino hacia su casa. Anduvo desorientado, asustado y confundido por muchas calles, que ahora le resultaban ajenas y desconocidas. Finalmente se encontró frente a la puerta de una casa. Dudó mucho, pero al final llamó al timbre de la puerta con la esperanza de que fuese la suya. Abrió una mujer que, tras un momento de silencio y con expresión de asombro, dijo: ¡Habías dicho que nunca regresarías! Otra vez
La mujer perdió la consciencia durante unos segundos, que a él se le hicieron eternos. Cuando ella volvió en sí, él, aún asustado, exclamó: Creí que te morías. Ella contestó: Mátame de igual forma otra vez.
La moneda perdida
Perdí una hermosa y pequeña moneda de oro, o quizás no fue así. Lo cierto es que el colgante donde estaba prendida la pieza dorada desapareció de la hebilla de mi pantalón. Su valor no era escaso, pero me dolía más la pérdida, si es que fue eso, por el significado familiar que poseía. Recuerdo vivamente cuando mi difunto abuelo me la regaló, que dijo: -Esta moneda estará contigo hasta el día que yo vuelva para recogerla.
Luz de luna
Sería a causa de la luz lunar, que todo lo distancia y vuelve irreal, pero al ver la figura alada posada aquella noche en la cornisa de la ventana, lo primero que pensé era que un ángel venía a mí. Un poco más tarde, ya calmado y procurando mirar con atención, me di cuenta de que el difuso brillo lunar sólo iluminaba mi alma que huía.