No tardó en desorientarse durante el recorrido inseguro por la ciudad de insospechadas e inverosímiles calles. La dirección que llevaba apuntada en un papel no era útil en medio de un idioma que no comprendía. Cuando acabó por detenerse a descansar en el banco de un florido parque, se percató de que a su lado, en el suelo sentado, estaba mirándole un mendigo. Probó, sin esperanza, a preguntarle, y para su sorpresa, el otro le contestó, en un idioma reconocible, que las calles son las que le encuentran a uno, que tan sólo tenía que permanecer allí sentado el tiempo suficiente
Lecciones para ser infeliz
Ve y no mires la maravilla que te rodea durante el viaje. Piensa tan sólo en el regreso. A quien te hable, mírale torvo sin responder. Finalmente, a la mujer que se acerque con voz dulce, dile que su contacto es frío. Cuando regreses no recuerdes nada. A quienes te pregunten por tu ida dales la espalda, pero antes haz un gesto despectivo. A la mujer que aguardó tu vuelta dile que has olvidado su nombre, que en la distancia sólo pesabas en ti mismo. Una vez en tu casa, solo y en la penumbra de la sala más pequeña, cierra bien la puerta y las ventanas, apaga todas las luces menos una pequeña vela.
Siéntate en el suelo y niégate a soñar mientras pierdes la mirada en las tinieblas de una esquina. Entonces llegará la noche y, desde la calle, los amigos te llamarán asustados. Ignóralos. Y cuando sea la dulce amante, que superando el dolor y el daño, te llame, concentra toda tu atención en la vela y sus sombras raras sobre las paredes y sigue guardando silencio.
Tras el paso del tiempo, y una vez que todos te han abandonado, sal a hurtadillas y siéntate al amanecer en medio de la calle. Comprobarás, durante el transcurso del día y hasta que la noche llegue, que todos te ignoran, y en sus ojos notarás la mirada oblicua de quien te desprecia. Por fin, el silencio será tu única compañía y la soledad tu fiel amante. Así alcanzarás el más infeliz de los egoísmos.Recopilación de textos anónimos: Fuente www.escolar.com