Siempre he querido reflejar lo mejor posible todo aquello bueno y malo que nos dejo la década del boom tecnológico. En su momento mi viejo amigo y ex colaborador Aiora Leo, se tomo la molestia de hablar sobre la moda y las series de los 80, como buen ochentero que es. Ahora le toca a la menda dejar un rastro más extenso de lo que fue la última década del siglo XX.
Los que hemos tenido la suerte o desgracia (según como se mire) de haber nacido en los 90, descubrimos más temprano que tarde, que estábamos viviendo los últimos años de un milenio que acabo gestando una enfermedad incurable, denominada "drogodependencia tecnológica".
Como buena defensora de los viejos recuerdos, he de confesar que comparto morriña con todos aquellos guerrilleros que cumplimos los 25 este año. Que si, somos jóvenes y estamos en la flor de la vida, pero vemos tan lejano todo aquello que significo tanto para nosotros, que en nada cumpliremos los 30. ¡Ya no somos tan pequeños!
Enrolladas chungas a parte, aquí os muestro el culpable de impulsarme en hacer este post:
Laura Pausini o las Spice Girls levantaron mi pasión frustrada por cantar y el cassette de Sonic Mix me descubrieron el lado más chungo de la música dance, mientras que en el techno Chimo Bayo hizo historia. Otros como Aqua o Effiel 65 hicieron que las radios estallaran al ritmo de sus hits pegadizos. A finales de los 90 llego una generación de indies españoles que harían de esa última etapa noventera algo inolvidable y varios entrarían dentro del disco de la mejor generación musical y publicitaria de Pepsi. Los 90 se formaron de grupos, cantantes y diferentes estilos musicales como el grunge, que llenaron nuestro cerebro de mucha mierda. Pero mierda de la buena.
Aunque por esta época fuera el auge del Discman, aún a principios y mitad de los 90 se seguía usando el Walkman. Los Compact Disk tenían mejor calidad que los cassettes y no necesitabas rebobinarlos para escuchar de nuevo las canciones. Los cassettes los rebobinabas con un bolígrafo y podías grabar los temas que se escuchaban en la radio a través de tu radio cassette.
A finales de los 90 llegaron los DVD, tecnología punta y novedosa para la época. Ya nunca mas había que rebobinar las películas, venían con extras y podías verlas en cualquier idioma y subtituladas. Aquello era la hostia, vamos. Recuerdo que los primeros DVDs que me regalaron allá por el 98 fueron El Rey León 2, Flubber, Bichos y Pequeños guerreros.
Ver la televisión era una odisea, ahora había más de un canal en el que poder ver dibujos animados. Los fines de semana eran una fiesta por las mañanas, madrugabas y hacías zapping para no perderte ninguna serie que emitieran a la vez en todos los canales, pero siempre te acababas decantando por Antena 3 (siempre que no tuvieras tele por cable). Y cuando Los Simpson eran considerados dibujos para adultos, La 2 emitía las primeras temporadas que veías de noche con tu familia. Luego la pasaron por las tardes a A3. Más tarde programas como "El Grand Prix del verano" hicieron que millones de familias viéramos la televisión como nunca. Y lo más importante, antes Telecinco molaba, aunque el Leti-Rap hizo mucho daño.
En el colegio aprendiste a traficar y a coleccionar cromos, stickers, tazos, cartas y sobres perfumados, Gogos, Chupetes y cualquier otra tontería que se pusiera a la venta. A conocer el vicio de los videojuegos con una Game Boy o PlayStation, sino tenías dinero para consolas te ibas a las recreativas a gastarte la paga de la semana. Pero sobre todo sabías que las drogas eran malas gracias a los anuncios de FAD.
Aún así sobreviviste a toda la cantidad ingente de azúcar que te metiste en el cuerpo a base de Huevos Kinder, Phoskitos, Bollicao, Tigreton, Pantera Rosa, Bonie, Nocilla, Milka, Choco Krispies, Smacks, Chocapic, Chocos, Estrellitas, chicles Boomer o Bubbaloo, Sugus, helados Miko o Frigo, Push Pop, Two to One, Palotes, Lolipop, Kojak, caramelos de pastillas, cantimploras Zumron, anisitos y un sin fin de productos cancerosos pero adictivos.
Antes de que Cheetos pandilla se hiciera con todo el protagonismo, Matutano nos deleitaba con los Drakis, Pandilla Drakis, Boca Bits, Bugles 3D, Fritos o Fistros, donde venían los simpáticos tazos de Looney Toones, los Chiquitazos y diversas colecciones de Bola de Dragón. Sabes que ingerias cantidades peligrosas de patatas solo para hacerte con los tazos, que luego seguramente destrozabas cuando te salían repes.
Antes de comerte y beberte a Danonino, existía Petit Suisse, el cual durante el verano te hartabas de incrustarles un palo de helado o bien una cuchara, los congelabas y en el postre te los comías. Como presumía de ser un producto bueno para el crecimiento de nuestra generación, solíamos comernos dos Petit Suisse de una sentada.
Las galletas Principe, las llamábamos Principe de Beukelaer. Sabían a chocolate y no existían millones de productos derivados de la marca como ahora.
En 1995 Casper fue la película que marco un antes y después en la comercialización de productos comestibles para niños. Tanto Danone como Lacasa, habían hecho su trabajo para lanzar yogures y chocolate con la cara del simpatico fantasma. Los yogures consistían de sabores (raros para aquella época) de cola, leche merengada, chicle y cereza. En mi caso fue más al tirón de las tabletas de chocolate, que por aquel entonces se vendía como churros en época navideña, pues de los yogures no tengo recuerdo alguno de haberlos probado. También sacaban pequeñas figuras, las cuales no recuerdo donde las regalaban, si en los Huevos Kinder o venían de regalo en packs de algo. En mi caso una amable cajera me regalo al fantasma Látigo, el cual todavia conservo junto a mis juguetes Kinder.
Los niños jugábamos con alfombras de carretera, pistolitas de agua, canicas, chapas, la comba, Telesketch o pizarras mágicas, Scalextric, Barbies, Action Man, Playmobil, PinyPon, Señor Patata, Lego, Trolls, Slinky, Yo-Yo, Peonza, Waterfil, Walkie-Talkies, Cubo de Rubik, Rubik Snake, Koosh ball, muñecos Kinder, Tortugas Ninja, Caballeros del Zodiaco, Digimon, Pokémon, Micro Machines, Stretch Amstrong, Creepy Crawlers, Power Rangers, Play-Doh, Mi Pequeño Pony, Tamagotchi, Furby, juegos NOVA, ¿Quién es quién?, Operación, Magia Borras, Cocodrilo Sacamuelas, La Herencia de Tía Agata, Linea Directa, Nenuco, E.M.I.L.I.O., Polly Pocket, Blandi Blub, Botiboing, Pulgas saltarinas. Cococrash, Manos Locas, Skipit... y un sin fin de juguetes y consolas más. Algunos juegos y juguetes eran ya conocidos en los 80, pero parte del legado ochentero siguió estando presente dentro de la cultura noventera.
Escribir con bolígrafo se convirtió en una experiencia multicolor con sus hasta 10 colores. Podías ser el rey de la clase con aquel bicho, pues nadie podía competir con un superbolígrafo que contuviera rojo, negro, verde claro, verde oscuro, azul claro, azul oscuro, rosa, violeta, marrón claro y marrón oscuro. Aunque la calidad de la tinta en ocasiones era dudosa. Luego estaban los Papermate borrables, los cuales fueron una revolución por incluir una goma que borraba la tinta. Más que borrar dejaba cierto manchurrón, menos mal que en años posteriores mejoraron la calidad tanto de la tinta borrable como de la goma
Antes no sabías si irías con tus padres a hacer la compra del mes al Pryca, Alcampo o Hipercor. Alcampo molaba porque tenían (y tienen) a Rik y Rok, pero nadie ganaba al ya desaparecido "Precio y Calidad", pues el cariño que le tuvimos persiste en nuestra tercadez de seguir llamado al ahora Carrefour como Pryca. De toda la vida.
Antes si querías comunicarte con alguien le llamabas por el teléfono de rueda, pero luego llegaron los teléfonos inalámbricos de la marca Panasonic, que te facilitaban un poco la vida. Los primeros móviles de tu familia fueron de Alcatel y Motorola. MoviLine fue el primer servicio de telefonica para móviles analógicos, más adelante Movistar se encargaba de la banda móvil digital. Poco después Amena entraría a competir con Airtel y Movistar, no solo en quién era la mejor compañía móvil sino también por su publicidad.
Los cuadernos Rubio nos ayudaban a mejorar nuestra caligrafía y nuestras matemáticas. Pero nos fastidiaban las vacaciones a base de sumar, restar, multiplicar y dividir sin parar.
Los estilismos noventeros eran junto con los ochenteros, lo peor por lo que habíamos pasado. Era muy común comprarse chandals de Tactel y ponértelos sin que te miraran como un yonki, porque lo que importaba era ir cómodo y nadie te juzgaba por ello. Los pantalones entallados en la cintura eran lo normal y los vestidos de pana lo llevamos todas las niñas y jovenes. Por supuesto los raperos impusieron las gorras de lado, pantalones anchos y deportivas, mientras que el grunge invirtió en ir con pantalones rotos, jerseys anchos y Converse. Las rayas y cuadros marcaban la tendencia de bufandas, vestidos y camisas. Las chicas solían ponerse plataformas e imitar el peinado de Rachel en Friends, mientras que los chicos se peinaban como Nick Carter o Leonardo DiCaprio. Los 90 se baso en una mezcla de diferentes estilos entre ochenteros y hippies, algunos estilos musicales marcaron ciertos patrones de vestir, pero basicamente se trato de una moda que definía la personalidad de cada uno. Porque cada cual iba como quería.
Las brujas estaban de moda tanto en el cine como en la televisión. El retorno de las brujas, Jóvenes y brujas, y Prácticamente magia salieron en la gran pantalla. Mientras que, Sabrina, cosas de brujas y Embrujadas llenaron nuestra parrilla televisiva al medio día y por las tardes. Buffy Cazavampiros también exploto el terreno brujeril a partir de la 2ª temporada. Y es que, la magia en los 90 se había convertido en una moda muy rentable.
Internet había nacido en los 90 pero aún éramos muy pequeños para andar navegando en esas páginas casi cavernícolas y además conectarse a aquel modem de 56k ruidoso, no solo salía caro, sino que al conectarse directamente desde la linea telefónica no podías hablar por teléfono. El primer Windows que casi toda familia tuvo en sus casas fue el Windows 98 y la mayoría recuerda el famoso salvapantallas del laberinto (yo no la verdad). Como entrar a internet no era rentable y no había mucho que explotar, la mayoria usábamos el ordenador solamente para jugar a juegos de PC, al Solitario o Buscaminas, pero realmente lo que hacíamos todos los niños de esa época fue usar el famoso Paint. Mis inicios con 7 años fueron duros, dibujar con un ratón no era (ni sigue siendo) nada sencillo. Lo gracioso es que aún conservo impreso mi primer dibujo hecho en Paint y algunos más. Por ese tiempo también descubriría que la tinta de la impresora no era ilimitada, pero eso es otra historia...
Si querías entrar a internet tenías el Internet Explorer y de buscador Google, que ya existía por esa época, pero habían más buscadores. Navegar era muchísimo más lento y si ahora te quejas de lo lento que puede ir a veces Youtube o las descargas, te invito a hacer una comparación de ver quién terminaba antes, si Internet o los anuncios de A3.
Existía una animación flash en España que nos hizo a todos estallar de risa sin parar, la cual se difundió por la red y la gente abría en formato .exe. Esa animación es la de un simpatico oso soltando improperios a diestro y siniestro, la cual tiene una historia detrás.Corria el año 1996, Anaya interactiva había creado un juego para niños llamado "La gran aventura de las palabras". La persona que estaba a cargo de doblar a Horacio el oso se atraganto mientras iba a decir una frase, pero en lugar de callarse se enfado y empezó a insultar como loco, naciendo así la famosa animación, que luego un animador convirtió en una película flash y propago a la red.
Por último y no menos importante, la forma de hablar. Frases como: quedar con la peña, petarlo mazo, darle leña al mono, cogerse una bueña moña o pedir rollo eran lo más normal del mundo.
En serio, los españoles éramos los reyes de la prosa y la rima, a nadie más se le ocurrió tales expresiones como: en fin, Serafín; Hasta luego noruego; Alucina, vecina; Ciao, pescao; Date el piro, vampiro; A la cola, pepsicola; Voy más pedo que Alfredo; De qué vas, Bitterkas; No te enteras, Contreras; Echa el freno, Madaleno; No te enroyes, Charles Boyer; A tope con la Cope; Te has colao bacalao; Okey Makey; Hasta la vista trapecista; Rebota, rebota y en tu culo explota; La cagaste Burt Lancaster; A medio día alegría, Dabuten o Dabuti; Tronco o Tronca; Multiplicate por cero... Aunque algunas expresiones fueron originarias de los 80, muchas se llegaron a acoplar perfectamente al vocabulario de los 90.
El principe de Bel Air también impuso ciertas formas de saludar que hicieron de nosotros unos enrollaos de la época.
Antes no existían ni hipsters, ni canis, ni chonis, existían macarras y bakalas o poligoneros. Porque lo que se llevaba era la ruta del Bacalao en Valencia.