Hasta ahí estoy de acuerdo, lo de la publicidad y el marketing está a la orden del día en nuestra vida y no podía estar ausente de la política, como no podría ser de otra forma en la época en la que vivimos, en la que todo es imagen y fachada. Y esta situación se hizo más ostensible desde la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Secretaría General, aunque no sé si fue él el artífice o su fiel escudero Pepiño Blanco. Todo empezó con aquel cambio de denominación por el que Rodríguez Zapatero pasó a ser ZP. Recuero aquella escena perfectamente y a José Blanco presentando esas siglas, como nueva marca del candidato socialista para las tristes elecciones de marzo de 2004.
El candidato socialista pasó a ser ZP, y para algunos “Zopla Pollas”, aunque se refería a Zapatero Presidente. La verdad es que ese eslogan, esas dos letras fueron un éxito y calaron en la gente. Buen ejercicio de marketing.
Luego llegó Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero con este el PSOE no fue tan efectivo. Para quitarle la imagen de Ministro de ZP, el Ministro del Faisán, se presentó con aquello de “llamarme Alfredo”, pero duró poco, en su presentación como candidato a la presidencia del Gobierno, ya lo bautizaron como Alfredo P. Rubalcaba, de eso hablamos en estas mismas páginas, otro fracaso. Al final acabó siendo el Sr. Rubalcaba y la lió parda cuando en el Congreso de los Diputados Celia Villalobos se dirigió a él como Sr. Pérez, ¡le sentó fatal! En el enlace de más arriba podéis ver el vídeo del momentazo, merece la pena.
Y tras el fracaso de D. Alfredo llegó Pedro Sánchez (Bambi II para algunos). Y ha cogido el mismo camino que sus predecesores. Ayer mismo era noticia por su nuevo nombre político, resulta que ahora el Sr. Sánchez ha pasado a ser ‘Pdro Snchz’, haciéndolo todo mucho más complicado, porque ese nombre parece diseñado por su peor enemigo. Al menos ha logrado publicidad. Pero digo una cosa, si su nombre lo ha hecho ten enrevesado, ¿cómo serán sus propuestas? Cosas del marketing…