Es mentira: la realidad no supera la ficción. Necesitamos la ficción para superar la realidad.*Madrid, 11 de marzo de 2004. El peor atentado de la historia de España y, sin embargo, un asunto que todavía se ha abordado poco en literatura —posible debate para los comentarios: ¿te interesa leer novelas sobre el tema o prefieres dejarlo atrás?—. La periodista Nuria Labari (Santander, 1979), que por entonces tenía veinticuatro años, tuvo que cubrir el suceso: las estaciones, los hospitales, la morgue. De esta experiencia, que define como una «quiebra de sentido», surge su primera novela, Cosas que brillan cuando están rotas (2016), en la que reconstruye este episodio, planteado, eso sí, como una ficción y no como su testimonio, lo que no quita que esta ficción beba de sus experiencias. En la nota preliminar, explica que ha elegido este enfoque porque busca la empatía, y la ficción le parece el mejor canal para ponerse en el lugar del otro. De momento, le está funcionando: solo un mes después de su publicación ya iba por la quinta edición y hay quien la aclama como la revelación del año. Labari había debutado en 2009 con el libro de relatos Los borrachos de mi vida.País perdido, personas perdidasSiento que nunca estaremos a salvo, que nunca volveremos a sentirnos seguros, si es que alguna vez lo estuvimos.
Nuria Labari
Con sus aciertos y sus deslices, merece la pena leer Cosas que brillan cuando están rotas. En primer lugar, porque es una novela sobre el 11-M (bravo por poner este tema sobre la mesa) construida desde el periodismo y con críticas oportunas; no todos los días se publica una obra como esta y esto hay que subrayarlo. En segundo lugar, rebosa actualidad en contenido y forma, integra los recursos digitales y plantea preocupaciones propias del presente. Para terminar, porque, aun forzando en exceso algunas situaciones, consigue su objetivo: la empatía. Además, es breve y accesible, por lo que puede interesar a lectores muy diferentes y es idóneo para clubes de lectura e institutos. Nuria Labari se une a escritoras como Elvira Navarro y Ariadna G. García como representante de la nueva literatura española «comprometida» con la realidad social. Sin ser perfecto, hay que celebrar que este libro exista… y celebrarlo quiere decir leerlo, rumiarlo, compartirlo, discutirlo. Lo está pidiendo a gritos.*Citas en cursiva de las páginas 11, 30 y 16. Nota sobre la edición: Círculo de Tiza, una editorial joven y con buen criterio, que cuida la cubierta y utiliza un cuerpo de letra cómodo. No obstante, este libro —mi ejemplar es de la segunda edición— necesitaría una revisión más exhaustiva: se han colado algunas erratas e imprecisiones (en el cap. 9, p. 183, pone «interviene Samira por primera vez», pero en la p. 180 ya había dicho «Samira es la primera en hablar»).