para empezar pude ver una exposición temporal sobre la cultura maorí de la que salí casi igual que como entré, ví piraguas, algún cuadro curioso, objetos varios para rituales, no sé, no me motivó demasiado, después me fuí hacia la colección permanente subiendo una pasarela serpenteante ascendente, en la sala principal mi primera impresión es que me resultaba oscura y extraña, con piezas iluminadas pero sin casi hacerte dirigirte a ninguna en concreto, como buscando un efecto general pero olvidándose de destacar cada pieza, entre ellas totems africanos, máscaras, objetos misteriosos que me cuesta entender, a partir de la zona de los aborígenes autralianos empecé a disfrutar un poco más del museo, gracias a algún cuadro interesante, después ya me encontré con piezas como la de la imagen superior pequeñas pero con mucho encanto o como las marionetas de sombras de indonesia que me atrajeron en cuanto las ví (imagen intermedia) cerca estaba una sala con máscaras con formas animales muy estilizadas de áfrica y también recuerdo de ver piezas interesantes procedentes de méxico pero ya tenía ganas de ver la expo que mejor pinta tenía, la de los samurais, no sé porqué me atraen esas cosas, supongo que por las películas y por mi fascinación con japón.
mi impresión del museo es que es algo confuso y no sé si será por lo poco acostumbrado a este tipo de museos que no lo difruté tanto o que el diseño se come la obra que alberga o que no estoy muy puesto en estos temas pero en principio lo doy por visto. es interesante pero si ya has visitado parís en bastantes ocasiones y te apetece conocer sitios nuevos (como era mi caso).