Cosas que hacer un domingo cualquiera para amargar tu existencia

Publicado el 08 mayo 2018 por Carlosgu82

El domingo es el día que surgió del aburrimiento. Es el día elegido para amargarte la semana. El día que te recuerda que estás a pocas horas de volver a la rutina. Es el día que pasa demasiado despacio, a pesar de lo cual, no logras aprovecharlo. Si te imaginas haciendo algo extraordinario un día cualquiera, hazlo un domingo. Te tiras en paracaídas un domingo, y mientas vas cayendo te dices: mierda, mañana me tengo levantar temprano para llegar a tiempo al atasco. En domingo se pueden hacer muchas cosas más para lograr que el día sea aún más tedioso:

Levántate a las 12 de la mañana.

Te levantas a las 12 de la mañana y piensas que has descansado muy bien, pero luego te das cuenta que ya has perdido la mitad del día que tienes libre. Y recuerda, por mucho que duermas un domingo cualquiera, al día siguiente tendrás que madrugar igualmente, y eso no le gusta a nadie.

Excursión al campo.

Te levantas temprano y te diriges al campo. Cuando vas llegando te encuentras con un atasco. Todos los domingueros, al igual que tú, van al mismo lugar. Ya no podrás disfrutar de la excursión. Te dices a ti mismo: mejor me hubiera quedado durmiendo hasta las 12 de la mañana, ¿no?

Vamos a la playa.

Si creías que el atasco de domingueros al campo era estresante, espera a ver el atasco de domingueros a la playa. Cuando logras llegar, la arena está atestada de gente y lo más probable es que al final del día acabes con algunas quemaduras en la espalda y la cara. Mañana vas a parecer un guiri, por cierto.

La sobremesa dominguera.

Bueno, pues te quedas en casa, y justo después del almuerzo llega el espacio-tiempo más aburrido de la semana. Ese momento en el que hasta una siesta te parece una pésima idea, pero que acabas haciendo porque la sobremesa dominguera en televisión se inventó para probar el aguante de las personas. En Guantánamo lo usan como tortura.

La tarde dominguera.

Todavías tienes tiempo para hacer algo de provecho. Sales de tu casa y las calles están desiertas. Todo es muy deprimente. Se te quitan las ganas de hacer algo, pero el tiempo está en tu contra. Ya queda menos para volver a la rutina. ¡Rápido! ¡Algo divertido para sentir que estoy aprovechando el día!

Una plan de tarde-noche dominguera, ir al cine.

Ya solo te queda hacer algo diferente durante la noche. ¿Una cena? No, mejor una sesión de cine. Si el precio de la entrada te parece exagerado, ya te da igual. Lo malo de este plan es encontrarte un día viendo una película infumable como “La amenaza fantasma”, por la que has pagado una entrada que te ha dolido en el bolsillo, y que no te hace olvidar algo que llevas recordando desde que te has levantado: mañana tienes que madrugar.

El único consuelo que te queda el lunes, mientras te comes el enésimo atasco, es que ya queda menos para el viernes por la tarde, sin duda, el momento más feliz de la semana. Pero también puedes pensar que al menos tu vida no es del todo aburrida. Si así fuera, tu vida sería un domingo eterno, y eso sí que no hay quien lo aguante.