¡Hola, hola!
Como ya os dije, me fuí unos días de vacaciones, y aprovechando que me ha tocado hacer una maleta, hoy vengo a contaros que es lo que nunca falta en mi mochila de viaje.
Lo cierto es que no vengo a deciros pues "llevo ropa, algo de fuera de temporada por si el tiempo cambia, mudas... ", porque siento que es algo bastante trillado. No.
Yo os vengo a decir que en mi mochila por ejemplo no falta una libreta, en este caso llevo tres, una en la que llevo un poco las entradas que tengo que subir cada día y donde tacho cada día que he cumplido, y además anoto ideas para futuras entradas, nunca se puede saber dónde se te puede venir una idea.
También llevo una libreta pequeña, la cual siempre está en mi bolso de diario, en la cual anoto cualquier cosa que tenga que recordar posteriormente, también aplicable a entradas que subiré pero que se me han ocurrido fuera de mi casa.
Y por último llevo la libreta de todo escritor, esa en la que escribir cuando tengas un momento de inspiración. Aunque no espero quedarme mucho escribiendo, porque no planeo pasar mucho tiempo en casa, el caso es que siempre me acompaña.
Además, también llevo un libro. Como he dicho, no planeo pasar mucho tiempo en casa, pero un libro nunca está de más. En este viaje me acompaña Lestat, de Anne Rice. Tengo pensado usar un poco el transporte público y los viajes en solitario a veces se hacen pensado. Además, el viaje de ida lo realizo por la noche, pero el de vuelta será por la tarde, por lo que un libro nunca está de más.
El resto de cosas son ya muy dichas, como camisetas, vestidos, el móvil... Aunque como curiosidad, a mi madre no se le ha ocurrido otra cosa que meterme en la mochila una botella de alcohol. Menos mal que no voy a conducir.
¡Nos leemos!