Cosmos y la evolución

Por Paleofreak
Los ultrafans de Sagan y la vieja Cosmos ya han escrito trillones de líneas con motivo del estreno de la nueva serie (leed a Víctor R. Ruiz y sus enlaces). El segundo capítulo de Cosmos: una odisea en el espacio-tiempo está dedicado a la evolución biológica y voy a comentar sus principales (en mi opinión) aciertos y problemas.

Los perretes
El episodio comienza con perros. Un acierto, porque los perros (¡Ay, los perricos!) nos encantan y nos emocionan. Bueno, a unos más que otros. Neil deGrasse Tyson explica correctamente el concepto de selección artificial, paso intelectual previo y a veces necesario para comprender la selección natural, mediante la transformación de lobo a perro. En realidad, ambas explicaciones están mezcladas, ya que la primera etapa de la "perrificación" es, probablemente, pura selección natural, simbiosis sin control humano de la reproducción canina.
El ADN de otra dimensión
Me consta que ha sido muy criticada la representación visual del ADN en la nueva Cosmos. No es una cuestión meramente estética; una molécula compuesta de una telaraña de extraños pelillos brillantes ¿más pequeños que un átomo? y que se mueven y "crecen", puede resultar atractiva, pero no tiene sentido científico. Peor aún, dificulta la comprensión de la función principal del ADN: la de contener la información del organismo vivo escrita en su secuencia. Información que se acumula y se modifica por evolución.

Es muy fácil representar fragmentos de ADN con un "texto" escrito; se hace casi siempre poniendo diferente color o forma (la forma efectivamente es algo distinta en el mundo real) en las bases nitrogenadas que forman pares complementarios en los peldaños de la molécula. Aparentemente, el ADN de la nueva Cosmos no tiene nada escrito porque es homogéneo; los "peldaños" son indistinguibles, e iguales al resto de la doble hélice. Neil habla de las letras del alfabeto genético, y del número de átomos que hay en el genoma, pero el espectador está viendo algo demasiado "etéreo" para contener letras o átomos. Esos pelos y grumos de luz no tienen forma de servir a la evolución, al menos en este universo.
Me ha gustado mucho, sin embargo, que Cosmos haya evitado casi totalmente el ADN-centrismo. El ADN es correctamente representado como una molécula bastante pasiva, un almacén de información que es replicada gracias a la complicada acción en equipo de diversas proteínas, tan peludo-luminosas como en ADN, pero mucho más animadas.
Los osetes
¡Bien, han empleado osos en lugar del trillado ejemplo del melanismo industrial y la polilla Biston betularia! ¿Recordáis? Está en todos los libros: la variante negra de la mariposa, inicialmente en minoría, acaba desplazando a la blanca porque se mimetiza mejor sobre los troncos de los abedules ennegrecidos por el hollín.
Un momento... vaya, pues el ejemplo de los osos lo han hecho... casi idéntico al de la polilla.
El caso de la Biston es muy simple: una sola mutación implicada, que produce de golpe el 100% de la adaptación a considerar. La selección natural se limita a aumentar la frecuencia. Tenemos polillas mayoritariamente claras, y al cabo de unas generaciones tenemos polillas mayoritariamente negras. Como demostración del "poder" de la selección natural no resulta muy impresionante, y por eso ha dado lugar a muchas burlas rebuznantes por parte de creacionistas y de antidarwinistas.
Cosmos hace lo mismo, pero con hipotéticos osos pardos que viven en el hielo. En un óvulo de una osa ocurre una mutación genética (ahora sí que vemos un cambio, como una excrecencia o ramita, en el ADN peludo-luminoso) y, como consecuencia, uno de sus ositos nace blanco. En el dibujo animado que nos ponen, los demás osos son todos exactamente del mismo color, de modo que se pierde una valiosa oportunidad de mostrar la variabilidad genética, previa a la selección, que existe en las poblaciones reales (incluidas las de los osos pardos: unos son algo más "morenos" y otros más "rubios").
El oso mutante blanco no es que sea un poco más claro, es que tiene ya el color óptimo para cazar en el hielo. Pero es que, además, está dibujado con la forma y las proporciones corporales de un oso polar. Aparentemente ya ha nacido como un Ursus maritimus perfectamente "terminado". Lo que nos muestran los dibujos no es selección natural acumulando y construyendo adaptación, lo que nos muestra es "saltacionismo". Si el espectador atiende más a los dibujos que a la narración, corre el riesgo de entender la evolución como un proceso a saltos determinado por la existencia de grandes mutantes.

Afortunadamente, Neil cuenta luego que la separación entre las dos especies (parda y polar) ocurre durante miles de años e involucra diversos cambios. Y más tarde, con el ejemplo del ojo, supongo que queda suficientemente entendido que la evolución produce estructuras y adaptaciones complejas mediante pasos acumulativos.
Cosmos explica correctamente que la evolución no ocurre en los individuos sino en las poblaciones, y que las mutaciones ocurren al azar pero la selección es justo lo opuesto al azar. No cae en el error, tan típico de los documentales, de confundir selección natural con competencia entre especies, o con la extinción. Tampoco identifica la selección natural con la "supervivencia del más fuerte", ni con la muerte prematura. Quizá sería demasiado pedir que tampoco utilizara el siguiente esquema simplista:
  • evolución = adaptación por selección natural

  • Selección natural = aumento de frecuencia de una mutación

Sí, es demasiado pedir.
Darwincete
Se menciona poco a Darwin en el capítulo (creo que tres veces), lo cual me parece perfecto. Tras explicar que las dos poblaciones de osos se separan y divergen durante miles de años acumulando distintos cambios, Neil dice "A eso se refería Charles Darwin cuando habló del origen de las especies".
Efectivamente. Chapeau. Estoy hasta la cresta ósea de los que dicen que Darwin "paradójicamente, nunca explicó el origen de las especies". Claro que lo explicó, y de forma sencilla y acertada. Copón.
La pitecofobia
"Nadie puede avergonzarte tanto como un familiar. Nuestros más cercanos, los chimpancés, frecuentemente se comportan de forma inapropiada en público. Hay una comprensible necesidad humana de distanciarnos de ellos." Imágenes: chimpancés haciendo el mono. Esto, para mí, es un WIN.
El arbolete
La idea de superponer representaciones de diferentes organismos sobre las imágenes de un árbol real es buena, pero falla en cuanto aparecen sin ton ni son especies distintas a lo largo de la misma rama o en el tronco principal. Por ejemplo, en una de las ramas vemos cerca del tronco un Triceratops, algo más arriba un Brachiosaurus, encima un Velociraptor o similar, y encima al pterosaurio Pteranodon.
Se trata, en principio, de representar la ramificación de los linajes evolutivos. Si bien no era esencial pintar en ese roble una filogenia rigurosa, tampoco les costaba nada colocar a esas especies de un modo un poco menos, ejem... aleatorio.

El ojo*
El ejemplo de la evolución gradual del ojo, como demostración del "poder creativo" pero inconsciente de la selección natural, es un clásico y está bastante trillado, pero es que es un ejemplo muy bueno y por eso lo seguimos repitiendo. En Cosmos, la imagen se divide; nos muestra a la izquierda una sucesión de organismos con ojos cada vez más complejos, y a la derecha lo que supuestamente verían dichos organismos. Una bacteria que produce una molécula fotosensible ya vería la luz según Cosmos; algo "filosóficamente" bastante difícil de sostener, pues de la excitación química a la percepción subjetiva hay un buen salto. ¿Puede un ser vivo ver sin un sistema nervioso? No lo sabemos. Son bacterias, por cierto, de increíbles capacidades natatorias, que se desplazan como gusanos, o incluso casi como peces...
El ejemplo del ojo se suele contar con su chapuza incluida, que es la "retina al revés" en los vertebrados (pero no en los cefalópodos). Por razones contingentes, históricas, y relacionadas con el desarrollo, nuestra "retina al revés" da lugar a una mancha ciega en el ojo y a una serie de arreglos o parches evolutivos que evitan una visión defectuosa. En Cosmos se ha optado por otra "chapuza": la función del ojo del vertebrado empeoró cuando nuestros antepasados salieron del agua, y dado que la selección natural modifica lo que ya hay pero no es capaz de hacer borrón y cuenta nueva, nunca hemos vuelto a ver tan bien como un pez. No sé si esto es correcto (supongo que sí), pero se agradece la novedad del planteamiento.
Existen hoy en día, en el reino animal (muy mayoritariamente invertebrado), ojos muy diversos y con todos los diferentes grados de complejidad. Esto también suele contarse cuando un divulgador elige continuar la tradición del ejemplo del ojo. Pero Neil dice que esos ojos están "en todas las etapas del desarrollo", lo cual resulta confuso, y mientras tanto las imágenes muestran ojos de diversos vertebrados terrestres: reptiles, aves, mamíferos... Quedan muy bonitos, pero todos ellos son esencialmente el mismo ojo, con casi idéntico grado de complejidad. De nuevo, las imágenes no están colaborando, y Cosmos resulta más riguroso escuchado que visto. La secuencia de ojos termina, vaya por Dios, con un ojo de Homo sapiens. Azul, claro.
El hecho y la teoría
"La teoría de la evolución, al igual que la teoría de la gravedad, es un hecho científico". No, hombre, no. La teoría es la teoría, y el hecho es el hecho.
La sala de la extinción
Muy dramático-chunga. No sé si me gusta o me parece una mierda. Creo que las dos cosas a la vez. En todo caso, la narración sigue siendo muy buena.
La vida en otros mundos
El viaje de Neil a Titán en su nave de la imaginación será un homenaje a Sagan o todo lo que queráis, pero resulta un tanto absurdo. La nave se sumerge en las aguas de "oscuro petróleo", enciende las luces, cree ver algo en el fondo, o quizás no, y se larga de vuelta. Sí, podemos imaginar "otras formas de vida, muy diferentes", basadas en "otra química", pero también podemos imaginarnos a los Pitufos en Titán y todo tipo de chorradas. Si hablamos de ciencia, resulta evidente que no se trata solo de imaginar.
El origen de la vida
Neil reconoce, valientemente, que no sabemos cómo comenzó la vida. Es el gran problema de la biología actual, no siempre se divulga como tal, y hay que decirlo más. No se trata, como se empeñan los astrobiólogos, de ver si la vida puede "resistir", "habitar", "colonizar", "prosperar" en ambientes extremos o lejanos. Se trata de cómo diantres se forman los primeros seres vivos, aquí en la Tierra o donde sea.
"No nos asusta admitir aquello que no conocemos, no hay por qué avergonzarse. Lo único vergonzoso es fingir que tenemos todas las respuestas. Quizá alguien que está viendo esto sea el primero en resolver el misterio".
(Lagrimilla).
Enhorabuena, Cosmos.

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*Iba a poner "el ojete", pero...