Costa Asturias: un recorrido por sus playas de ensueño

Por Martineznotte Alejandro Martínez Notte @martineznotte

Comenzamos por Cudillero, una localidad buscada por muchos por lo postal de sus casas de vivos colores que forman un anfiteatro de apretujada arquitectura popular. La definición misma de pintoresco.

Muy cerca de allí, a 10 km al oeste a la altura de Oviñana, se adentra en el Cantábrico la proa rocosa del Cabo Vidio.

La Iglesiona es un lugar natural muy poco visitado, que se encuentra debajo del mismo cabo. Se puede bajar descendiendo por el acantilado en medio del brezo asturiano, y luego esperar a que la marea bajara para poder acceder al túnel.

El acceso a la Iglesiona no es nada sencillo. Puede ocurrir que el primer plan falle y uno se vea obligado a recurrir a otras opciones como la de ingresar por agua remando sobre unas tablas de paddle surf. Todo esfuerzo vale para a conocer uno de los mejores secretos de que guarda la costa de Asturias.
Después de esta maravilla se puede continuar por la parroquia que en otras épocas tuvo extensos cultivos de granos y, por tanto, numerosos molinos. En la bajada de la playa de la Vallina se conservan un par de ellos: el de Prudencio o de la Vallina, ya en la playa. Es de las más extensas de Cudillero, con un kilómetro de longitud. Compuesta por cantos rodados que, cuando hay marea baja, deja aparecer algunas zonas de arena.

La ruta no se detiene y el poniente marcando el rumbo. Nos toparemos así con la Playa del Silencio, una ensenada de postal con su arco perfecto de pura roca y puro mar. Uno de los atractivos más bellos que hay en Castañeras.

La Ermita de la Regalina se asienta al borde del acantilado junto a dos hórreos que la acompañan. Desde aquí la vista del litoral corta la respiración. Los hórreos son estas ingeniosas construcciones que se utilizan para guardar y conservar los alimentos y animales, alejados de la humedad.
Hay mucho más por descubrir en la Costa de Asturias. Es el turno de conocer la Playa de Campiechos, un sitio que ofrece vistas de una impactante roca, residuo de la erosión del mar y el viento. La calma es total en esta playa que permanece casi virgen.
Este maravilloso rincón de la costa asturiana es poco visitado por el turismo pues es de difícil acceso. Así esta zona del concejo de Valdés nos envuelve en una calma casi sobrecogedora.

Las últimas paradas sugeridas: La Gueirúa, una pequeña cala de cantos rodados y Puerto de Castrillón. Sin dudas hay