COSTA AZUL EN INVIERNO, ¿POR QUÉ NO? – Fin de semana

Por Nuestrosviajes

Aunque lo ideal sería escaparse a la Costa Azul en temporada estival, con buen tiempo y el mar color azul intenso; no está de más aprovechar los vuelos baratos que hay desde Madrid a Marsella para hacer una escapada de fin de semana y desconectar de la vorágine de la semana. Lo bueno de viajar fuera de temporada es que los precios son mucho más baratos llegan a duplicarse en verano, y que estaréis prácticamente solos. En nuestro caso, el tiempo no nos acompañó, ya que viajamos en pleno enero, pero no por ello no lo disfrutamos un montón!

Ruta de la escapada a la Costa Azul
Día 1: vuelo a Marsella por la tarde, cena en Cannes, noche en Niza
– Día 2: ruta de las 3 corniches: Villefranche-sur-mer, Eze, Menton, Monaco, noche en Niza
Día 3: Niza

DÍA 1: Llegada a Marsella, cena en Cannes y noche en Niza

Volamos de Madrid a Marsella en el vuelo de Ryanair de las 15:40, que tarda 1 hora y media en llegar.

En el aeropuerto cogemos coche de alquiler de Hertz (25 euros por día), y conducimos durante 180 km hasta llegar a Cannes, donde hacemos una parada para dar una vuelta y cenar.

Es una ciudad pequeñita, famosa mundialmente por su festival internacional de cine. Es increíble ver cómo un lugar tan pequeño concentra tantas tiendas de alta costura y joyerías con precios estratosféricos. El bulevar de La Croisette concentra la mayoría de estas tiendas, y los hoteles más elegantes de la ciudad (especialmente bonito el hotel Carlton Intercontinental), frente al paseo marítimo.

El Palais des Festival, donde se celebra anualmente el festival de cine, se encuentra también en este bulevar, en medio del paseo marítimo. Se puede visitar por dentro en un paseo guiado, pero nosotros no lo hicimos por ser de noche.

También merece una visita el Puerto Viejo, para soñar viendo los impresionante yates amarrados. Si en invierno había tantos, no quiero imaginarme cómo será en verano… Tampoco hay que perderse un paseo por el barrio de Le Suquet, donde cenamos en un italiano muy pequeñito y muy rico y bien de precio que se llama La Farigoulette (70 Rue Meynadier).

Tras la cena cogemos el coche hasta Niza durante 30 minutos y vamos al hotel. Da un poco de miedito el hotel, pero está céntrico y es lo más barato que encontramos. Se llama Hotel de la Buffa (56 Rue de la Buffa, ver aquí)

DÍA 2: Ruta de las 3 Corniches: Villefranche-sur-mer, Eze, Menton, Monaco, noche en Niza

Nuestro segundo día lo dedicamos a recorrer la preciosa carretera de las 3 corniches, que serpentea por los acantilados que separan Niza de Mónaco, con unas maravillosas vistas del mar.  Lamentablemente, el tiempo no nos acompañó para nada, pero solo de pensar en lo bonito que tiene que ser el mar azul cristalino con un día soleado…

Hay 3 corniches (cornisas): la Corniche Inferieure, la Moyenne Corniche y la Grande Corniche, cada cual más alta que la anterior. Apenas hay 40 km entre Niza y Menton, nuestra última parada, pero son 40 km espectaculares.

Nuestra primera parada fue el pueblo de Villafranche-sur-mer, con una precioso casco antiguo con casas de colores pastel desconchadas  y ventanas de distintos tonos verdes. Las flores asoman por los balcones, y hay una curiosísima calle (Rue Obscure) cubierta que parece sacada de un castillo con mazmorras. Las vistas desde la carretera al llegar, sobre el puerto, son espectaculares. No hay que perderse en el casco antiguo la Chapelle St-Pierre.

Seguimos camino en el coche hasta la pequeña península de Cap Ferrat, donde damos una vuelta por el residencial pueblo de St Jean Cap Ferrat. Con buen tiempo es una zona estupenda por donde pasear, en sus múltiples senderos señalizados con maravillosas vistas del mar.

Continuando nuestra ruta en coche, hacemos una parada en el pueblo de Beauliese-sur-mer para admirar sus edificios estilo art decó.

A 10 km encontramos el maravilloso pueblo de Eze, uno de los más encantadores en los que he estado nunca.  Se encuentra situado en un sitio privilegiado, en lo alto de una colina con increíbles vistas del Mediterráneo. Se trata de un pueblo medieval con calles empedradas, casas de piedra y más galerías de arte de restaurantes para comer. Lo bueno de la época en que fuimos es que estábamos totalmente solos, porque en verano se llena de gente, con autobuses turísticos que llegan por la mañana.

Seguimos camino hasta el pueblo de Menton, un pueblo que se hizo famoso por sus limones. La calle principal se llama Rue Saint Michel, donde comemos en el sitio más barato que encontramos, no especialmente recomendable (Le Lido, 24 Rue St Michele). El casco antiguo de Menton se encuentra en lo alto, lleno de bonitos edificios color pastel y una preciosa basílica barroca, la Basilique St-Michel Archange.

Nuestro último destino del día es Mónaco, que ya había visitado hace años en mi viaje de Interrail. Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo, tras Vaticano, pero concentra algunas de las fortunas más grandes del mundo. Los precios son elevadísimos en general, y es fácil saber por qué si te das un paseo por el puerto y te quedas atónito viendo los yates que allí amarran. Hay que perderse por los callejones medievales del casco antiguo, Le Rocher. También hay que echar un vistazo al Palacio Real, llamado Palais du Prince, que puede visitarse con un tour guiado.

Por supuesto, no podéis ir a Mónaco sin visitar su famosísimo casino, que se encuentra en la denominada ”Plaza de Oro”, junto al Hotel de París y el precioso Café de París. Se puede entrar al casino sin etiqueta antes de las 20:00 horas, y tenemos suerte, ya que justo hace unos meses la entrada es gratuita (antes costaba 15 euros). La verdad que me dio un poco de vergüenza entrar con la ropa de batalleo de todo el día y empapados como estábamos por la lluvia, pero bueno… Se puede acceder gratuitamente al Salón Europa, el principal, maravilloso. Si queréis entrar al resto del salones, hay que pagar un suplemento de  20 euros. No tuvimos tiempo de disfrutar mucho el casino ya que perdimos 50 euros en un abrir y cerrar de ojos (nuestro plan de jugar de 5 en 5 euros para alargar nuestra estancia allí no pareció adecuado en un Casino de esa categoría, donde la apuesta mínima eran 25 euros!!!)

Tras nuestro fracaso en el juego, volvemos a Niza, se tarda solo 20 minutos por la autopista. Cenamos en un delicioso restaurante marroquí, con comida abundante y bien de precio. Se llama Sable D’Or, y está en la calle 74 Rue de France.

DÍA 3:  Niza

Desayunamos muy agradable frente al mar, en el paseo marítimo, llamado Promenade das Anglais, en un sitio que se llama Le Cocodile.

Dedicamos el tercer día a visitar Niza, comenzando recorriendo todo el Promenade das Anglais hasta entrar al casco viejo por la peatonal Place Massena. Es imprescindible recorrerlo y admirar los maravillosos edificios y hoteles que hay por la zona.

Los edificios del casco antiguo son todos colores pastel, con ventanas de madera de colores, precioso.  Lo mejor es perderse por las callecitas sin rumbo.

En la plaza de Cours Saleya se encuentra el animado mercado de flores, frutas y verduras; con galerías de arte y restaurantes en las callejuelas colindantes. Recomendable visitar el Palais Lascaris, una mansión del siglo XVII, con acceso gratuito. Tampoco hay que perderse la Catedral Ste Reparate y la Chapelle de la Misericorde.

Para hacer una parada y retomar fuerzas, recomendamos la cervecería Distilleries Idelales, un sitio súper auténtico y acogedor donde tomar una cerveza 24 (Rue de la Préfecture).

No hay que dejar de degustar la comida nizarda. Muy recomendable el restaurante donde comimos, riquísimo y buen precio (menú nizardo, 14’50 euros): Victoria, en la 9 Rue u Pont Vieux.

Desde allí, vuelta al aeropuerto de Marsella para volver a Madrid…

KEEP ON TRAVELLING!