Por décadas se había sido en extremo celoso de cuidar el sentir nacionalista puro en la conformación de la selección y en esta decisión se abre, si, se abre la puerta a que en la selección queden jugadores extranjeros.
En el horizonte inmediato figura la cita Centroamericana por equipos del ciclo Olímpico que se realizará en Managua en diciembre del 2017 y un poco más allá la Olimpiada de Batumi Georgia en 2018.
Esta decisión es dura en cuanto a que es de doble filo, es un mensaje no muy grato para los nacionales que ven que lo de representar al país ya no es exclusivo de Costarricenses y da a entrever como que lo se que tiene no llena expectativas serias de conquistar títulos, como lo ha sido, este eventos por equipos en que, Costa Rica ha perdido el dominio en masculino y en femenino se le ha negado.
En mujeres el impacto es mayor, ya que se viene de una cita del subzonal de Panamá en donde las mujeres destacaron, naturalmente fue un torneo con grandes ausencias regionales, pero eso fue bien aprovechados por las Ticas. Años de ver trabajar a Pamela Salas, Valeria Marín, Melanie Salazar, la talentosa Jennifer Acevedo y muchas más, que pensamos en este momento, la tarea de la dirigencia es brindarles más apoyo y fogueos de calidad.
En varones alguna opción ha de barajarse en cuanto a algún candidato a filtrase en la selección y es curioso que los varones hasta este momento no se manifiestan ante este cambio.
Como toda apuesta, con aspectos positivos y negativos, esperaremos a ver en como resulta, aunque desde el arranque lo analizamos como muy desestimulante. Tanto vale un titulo regional en contraste de la natural razón de ser de la federación de buscar la excelencia entre los suyos?
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