Ese es el problema que se plantean Martin et al. (2015) [1]. Los autores comienzan por considerar la lógica económica según la cual la compensación debería realizarse primero a aquellas empresas que llevan a conseguir la mayor mejoría en los objetivos del gobierno. A continuación observan que la política de la Comisión Europea ha sido dejar exentas de la subasta a las industrias que son o muy intensivas en emisiones o muy expuestas al comercio internacional, mientras que la política eficiente debía haber sido dejar exentas a las empresas en las que la fuga de CO2 fuera mayor. Los autores hacen notar que no hay ninguna prueba empírica de que la política actual esté relacionada con el riesgo de relocalización. En su artículo muestran las primeras evidencias en este tema, basándose en datos de empresas recogidos por entrevistas telefónicas con 761 empresas manufactureras de seis países europeos.
En las entrevistas los datos se recogen usando la nueva herramienta para realizar encuestas desarrollada por Bloom y van Reenen (2007)[2] que reduce los sesgos. Por ejemplo, en lugar de preguntar directamente al directivo de la empresa por un juicio subjetivo acerca de cómo percibe la concienciación de los ejecutivos sobre temas relacionados con el cambio climático, lo que hacen es estimar esta concienciación con preguntas acerca de cómo son las discusiones ejecutivas sobre este tema. Entre otras características de la encuesta, las entrevistas se realizaron con un sistema de doble ciego y, para comprobar la consistencia se realizó una segunda estimación de las entrevistas por un segundo equipo.
Un primer resultado es que, como se postulaba, el método de la UE de declarar excepciones a la subasta no es eficiente. Esto ocurre porque el riesgo de deslocalización de una empresa media en la mayoría de los seis países es una reducción de la actividad del 10%, y también porque hay una sustancial variación entre sectores.
En segundo lugar, los autores realizan una simulación para estudiar el impacto de la política teóricamente más eficiente cuando las compensaciones totales son las mismas que en el sistema actual, y encuentran que la política eficiente reduce drásticamente el riesgo de relocalización, incluso comparándolo con la situación en la que todos los permisos se dan gratuitamente.
Tercero, consideran un problema dual: se calcula el riesgo de relocalización inducido por la última política de la UE, y el número de permisos que se otorgan de manera gratuita. Luego se calcula el número de permisos que hubieran hecho falta regalar de acuerdo con la política eficiente para alcanzar el mismo riesgo de relocalización. La respuesta es que hubiera hecho falta una cantidad de ellos, lo que significa que la política actual produce una sobre compensación del riesgo de relocalización.
Finalmente, los autores consideran el objetivo alternativo de minimizar el riesgo en el empleo, esto es, el riesgo de perder puestos de trabajo cuando una empresa decide deslocalizarse. En este caso la simulación encuentra que la diferencia entre la asignación óptima y la actual de permisos gratis es particularmente grave, puesto que la política eficiente reduce el riesgo agregado en pérdidas de empleo a menos de la mitad de lo que consigue la política actual, y sin aumentar la compensación agregada.
Referencias:
1. Martin, R., Muûls, M., de Preux, L.B., and Wagner, U.J. 2015. Industry Compensation Under Relocation Risk: A Firm-Level Analysis of the EU Emissions Trading Scheme. American Economic Review 104:8, 2482-2508.
2. Bloom, N., and Van Reenen, J. 2007. Measuring and Explaining Management Practices across Firms and Countries. Quarterly Journal of Economics 122:4, 1351–408.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: Los números de la economía española.
Hace cinco años en el blog: Fair play.
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