Últimamente los exabruptos peperos están batiendo todos los récords. Desde el famoso “hijoputa” de la fina condesa y lideresa, a la peineta con el dedo manchado de sangre de Aznar, o la del vicepresidente de Madrid, Ignacio González, que citó en la calle al diputado regional de IU Fausto Fernández, para culminar con la acusación de Juan Cotino a la diputada de Compromís en la Comunidad Valenciana Mònica Oltra, pasando por otros varios, hacen pensar que están con los nervios de quien quiere ganar pero no le llega la hora. Diría una ansiedad contenida que se desborda a las primeras de cambio.
Hoy quiero hacer hincapié en la que me parece más grave de todas las salidas de tonos. La de Juan Cotino, vicepresidente de la comunidad valenciana, y miembro honorario del Opus Dei.
Ante un requerimiento de explicaciones de la diputada Oltra, sobre un posible trato de favor a las empresas de su familia, el pasado miércoles, Cotino reaccionó con esta “brillante” frase: “Si fuera su padre, me avergonzaría de tener una hija como usted, pero como posiblemente no lo conoce…”.
La cosa es grave, y lo es en sí, porque es un insulto de primera magnitud, que viene de un vicepresidente de comunidad, miembro del Opus Dei --según ellos mismos, deberían ser un ejemplo.
Y lo hace mucho más grave el hecho de que el tal Cotino, ciudadano ejemplar como se ve, haya sido Director General de la Policía con Mayor Oreja en el gobierno Aznar y que disponga de información reservada que manipula para fines espurios y utiliza públicamente para atacar a una contrincante política.
Se ha basado en que por razones ajenas a su voluntad, el padre de la diputada Oltra no la pudo reconocer hasta los once años. Y eso lo sabía el energúmeno pepero, ya que tenía los datos a los que le dió acceso haber sido Director General de la Policía.
O sea que vamos listos, si resulta que un vicepresidente valenciano es capaz de utilizar datos personales e íntimos de forma pública para, manipulándolos, insultar a otros, estamos perdidos. ¿Qué será lo próximo?
Por cierto este individuo es el responsable de poner en funcionamiento la ley de dependencia en la Comunidad Valenciana, y aquí y aquí tienen las respuestas de los afectados, como ven, pura caridad cristiana.
La falta de respeto de esta calaña de individuos, que se creen los grandes del reino y con capacidad para utilizar todos los medios incluso manipulando los ilegítimos, está haciendo que la calidad de nuestra democracia esté por los suelos.
Este tipo tendría que dimitir, pero claro en su propio partido se le ríe la gracia y se aplica el todo-vale, y así nos luce el pelo. Más de lo mismo.
Salud y República