NOS BATIMOS MÁS POR NUESTROS INTERESES QUE POR NUESTROS DERECHOS de Napoleón I.
A muchos nos resulta indignante que haya personas incívicas que realizan fiestas en domicilios, que además causan molestias a los vecinos. Ese desprecio hacia la salud de los otros es difícilmente entendible cuando hay miles de fallecidos de por medio. Después de mas de un año de pandemia por el Covid 19 el cansancio no puede ser excusa para la realización de actos tan deplorables.
Ante hechos como los mencionados vemos cómo los Cuerpos de Seguridad del Estado recurren al derribo de puertas y al desmontaje de mirillas de las viviendas para observar lo que ocurre dentro y actuar en consecuencia. Parece que olvidan que la vivienda es inviolable, a no ser que sea por medio de una autorización judicial o para evitar un delito flagrante, siempre con la debida proporcionalidad.
Las fiestas en viviendas, podrán ser molestas y censurables, pero no constituyen ningún delito. Se trata de faltas administrativas que seguramente darán lugar a algún tipo de sanción pero que, de ninguna manera, justifican una actuación policial desproporcionada y fuera de lugar. Lo suyo sería, como en otras ocasiones, esperar a que las personas salgan para ser identificadas y notificarles que están propuestas para sanción. De otra forma, puede ocurrir que los causantes puedan ser absueltos y que sea la propia policía la denunciada por allanamiento de morada y por causar destrozos al derribar las puertas.
La mejor manera de justificar que la vivienda es inviolable es negando su acceso, y el hecho de hacerlo no puede ser considerado desobediencia a los Cuerpos de Seguridad. Puede parecer ridículo, pero es importante respetar los derechos fundamentales de las personas, y el derecho a la inviolabilidad de la vivienda lo es, aunque nos pueda incomodar este tipo de comportamientos incívicos.