Tras la II Guerra Mundial, la televisión irrumpe en los hogares norteamericanos [1] al tiempo que los comic-books de superhéroes (que habían tomado partido activo a favor de la propaganda bélica) prácticamente desaparecen y el medio subsiste gracias a los géneros que triunfaban en la pequeña pantalla: las historias policíacas, la ciencia-ficción o... el western.
En Atlas (hoy Marvel), Pierce Rice refugió al cowboy Tex Taylor (Wild West #1, Syd Shores, 1948) de una tormenta de arena en una cueva que comunicaba con un mundo perdido con dinosaurios en «Trapped in Time’s Lost Land» (1949).
La misma editora publicó la historieta de Otto Binder/Carl Pfeuffer “The Seven Wonders of the West” (Ken Maynard Western #7, 1951), en la que el cowboy va en busca de las siete maravillas del Oeste. La séptima es la bestia que los indios llaman “el monstruo escamoso”, que habita en la zona pantanosa conocida como “Horror Hollow” y, como ya te habrás imaginado, se trata de un dinosaurio. El fotógrafo que acompaña a Maynard no puede resistirse a retratar al animal... pero su osadía le pone en peligro y solo la intervención del vaquero podrá salvarle.
El western Hawaka y Bufalo Bill apareció el 24 de octubre de 1959 en la revista británica Tiger, reeditada en 1960 por Editorial Ferma en España como Tigre, en cuya primera portada destaca el ceratosaurio al que tendrán que enfrentarse el famoso cowboy y su amigo cherokee. Ya en su tercera entrega (7 de noviembre), un remolino arrastra a los protagonistas a un mundo perdido donde encontrarán toda serie de fauna mesozoica. Algunas fuentes citan como autor al español Jordi Macabich, pero otras apuntan a los británicos Roy Leighton/Ted Kearon y Eric Bradbury.
En Italia, el editor Giovanni Luigi Bonelli y Aurelio Galleppini «Galep» idearon al popular [2] cowboy Tex (1948), al que llevan a mundos perdidos con dinosaurios en los episodios «Le Terre dell'Abisso» y «Duello a Laredo» (1964) [3]. Zagor (1961), de Sergio Bonelli/Gallieno Ferri, mezcló westerny ciencia–ficción, facilitando las incursiones mesozoicas como en «L’Abisso verde» (1966), donde habita un dinosauroide ciego [4], y su inseparable Cico tuvo revista propia [5]; otro western de la casa fue Il piccolo Ranger (Andrea Lavezzolo/Francesco Gamba, 1963), que encontró dinosaurios en «Il totem d’avorio» e «Il pugnale malese» (1964–1965) [6].
En cuanto al cine, ya te hemos hablado por aquí del corto animado de Tex Avery “The First Bad Man” (1955) y los largometrajes The Beast of Hollow Mountain (1956) o The Valley of Gwangi (1969), con los inolvidables efectos de Ray Harryhausen, y la versión en cómic de Jack Sparling, que también colaboró en Turok, al que dedicaremos en exclusiva la próxima entrada de esta serie.
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[1] La Exposición de Nueva York de 1939 fue aprovechada para la I Convención Mundial de Ciencia-Ficción y las primeras emisiones de CBS o NBC. En 1941, la Comisión Federal de Comunicaciones aprobó el estándar NTSC (National Television System Committee). En 1946, unos 46.000 hogares norteamericanos tenían un aparato receptor. Sin embargo, en 1953 la televisión llegaba ya a la mitad de los hogares.[2] Personaje de cómic europeo más exitoso de la historia, los cientos de volúmenes de Tex superan los quinientos millones de copias.[3] En 1981, vuelve a cruzarse con dinosaurios en «Artigli nelle Tenebre» y «La Scogliera dell'Orrore» por Sergio Bonelli/Guglielmo Letteri. En «The Fossil Hunter» (Antonio Segura/José Ortiz, 1997), Tex defiende a Cope en la «Guerra de los Huesos» de un paleontólogo loco.[4] «La progenie del male» (dibuja Massimo Pesce, 2011), se revela fruto de experimentos de los atlantes, que tienen más saurios hibernados. Michele Rubini dibujó «Il mondo perduto» (2013).[5] Aparecida en 1979, en «Cico cavernicolo» (1993) conoceremos los inventos de Troglocico y sus problemas con los dinosaurios.[6] Lina Buffolente dibujó las posteriores «Viaggio nella preistoria» (1976), con guión de Decio Canzio, o «Il risveglio del dinosauro» (1983), escrita por Giorgio Pezzin.