La disipación efectiva del calor es uno de los grandes retos que han enfrentado los microprocesadores, notorio desde que el número de transistores aumentó hasta suponer un problema que no podía ser resuelto de forma natural por el propio material utilizado en su producción.
En ese campo la evolución se ha visto bastante limitada durante las últimas décadas, pero todo esto podría cambiar gracias a lo que se conoce como refrigeración líquida interna, una nueva tecnología que está siendo desarrollada por investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos.
Hoy por hoy un sistema de refrigeración líquida convencional utiliza un sistema de tubos que conectan con la placa que actúa como contacto entre el sistema de disipación y el procesador, moviendo de forma constante el líquido a las zonas que generan calor y devolviéndolo a otras donde el mismo se elimina gracias a la asistencia de radiadores y ventiladores.
Bien, con esto claro podemos entender mucho mejor cómo funciona este concepto de refrigeración líquida interna. Dicho sistema mantiene la idea anterior pero con una importante novedad, y es que el líquido no se mantiene fuera del procesador, sino que se introduce en el interior del mismo, algo que fue posible gracias a la creación de canales dentro de la CPU hechos en silicio y con un diámetro de 100 micrómetros. Dichos canales están conectados a los tubos de refrigeración líquida, obviamente.
Interesante, ¿pero funciona? Pues sí, y resulta muy prometedor, ya que en las primeras pruebas este sistema de refrigeración consiguió reducir la temperatura de trabajo del chip de 60º a casi 24º, una diferencia enorme.
Prometedor, sin duda, sobre todo teniendo en cuenta que según los responsables de la investigación este sistema de disipación también podría ser aplicado a soluciones GPU.
Más información: Georgia Tech.